A veces buscamos disculparnos, yo el primero, alegando no saber qué hacer ni cómo hacerlo. La Iglesia, nuestra Madre, no es que piense por nosotros, pues eso sería malo, sino que nos ayuda a señalarnos de forma clara el camino misericordioso, que como dice nuestro Papa Francisco, será el criterio sobre el que seremos juzgados. Más claro agua.
No cuentan misas, oraciones, rosarios, reflexiones, catequesis...etc., si no actúas en tu vida con la debida misericordia. Porque, aunque todo eso cuenta y es necesario para la misericordia, tu amistad con el Padre Dios descansará en tu misericordia. Y, por eso, la Iglesia nos señala catorce obras de misericordia, siete corporales y siete espirituales. Esforzándonos en cumplirlas descubriremos que somos misericordiosos, nos enseña Francisco, nuestro Papa, hoy.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 12 de octubre de 2016
Queridos hermanos y hermanas:
En las catequesis anteriores hemos reflexionado sobre el misterio de la misericordia de Dios, desde el actuar del Padre en el Antiguo Testamento hasta el de Jesús, quien a través de las narraciones evangélicas, se nos muestra, en sus palabras y en sus gestos, como la encarnación de la misma Misericordia.
No es suficiente haber experimentado la misericordia de Dios en nuestra vida, debemos ser su signo e instrumento a través de pequeños gestos concretos. Estos tienen valor a los ojos del Señor, hasta el punto de ser el criterio sobre el que seremos juzgados. La Iglesia ha llamado a estos pequeños gestos «obras de misericordia corporales y espirituales», que tocan las exigencias más importantes y esenciales de las personas.
En un mundo donde reina la indiferencia, las obras de misericordia son el mejor antídoto contra ella, porque nos educan a estar atentos a las necesidades más elementales de nuestros «hermanos más pequeños» y más vulnerables. En las próximas catequesis meditaremos sobre cada una de estas obras, que son el modo concreto de vivir la misericordia, y hacer nuestra fe viva y operosa con la caridad.
Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España y Latinoamérica. Que el Espíritu Santo encienda en nosotros el deseo de practicar las obras de misericordia, para que nuestros hermanos sientan presente a Jesús, que no los abandona en sus necesidades sino que se hace cercano y los abraza con ternura. Muchas gracias.