10 de junio de 2017

MARÍA DEJÓ TODO EN SU BANDEJA

María no se guardó nada. Elegida y anunciada por el ángel Gabriel, depositó toda su vida en la bandeja que Dios le puso para recoger su propia vida y concebir en su seno a su Hijo amado, enviado para la salvación del mundo. Sí, María, la Madre de Dios, puede ser muy bien la imagen de aquella pobre viuda, que dejó todo en la bandeja.

Porque, María, dejó su vida en manos del Dios para que Él dispusiera y llenará, según su Voluntad, de su Gracia y su Amor. ¡Cuántas preguntas podemos hacernos ante el testimonio de la vida de nuestra Madre celestial María. Ella nos sirve de modelo en todo y cada uno de los aspectos de nuestra vida. Porque su vida fue depositada enteramente en las manos de Dios. Porque su piedad y relación con Dios, fue sostenida en la humildad, en la sencillez, en lo oculto, en el silencio y, sobre todo, en la generosidad.

Su vida fue una constante renuncia a sí misma, para darse a los demás. Nunca guardó nada para sí misma, sino que fue partiéndose por y para entregarse, por amor, al compromiso de cumplir la Voluntad de Dios. María, nuestra Madre, no sólo nos acompaña y cuida, sino que también nos enseña el camino que nos lleva a encontrarnos con su Hijo.

Ella es un hermoso libro abierto que nos ayuda a comprender cada día el amor de su Hijo; que también nos trae, cada día, una lección de testimonio y cumplimiento de la Voluntad de Dios. Gracias, Madre del Cielo, porque cogidos de tu Mano recorremos el camino más seguro y vamos más directo hacia el único y verdadero Camino, Verdad y Vida que es tu Hijo Jesús. Amén.