Señor, entra donde solo tu luz puede entrar. Donde nadie conoce mi fragilidad. Entra tú a los abismos de mi soledad. A las calles secretas de mi intimidad y que tu presencia inunde todo mi ser.
Que huyan los fantasmas, que reine en mí la calma. Que corra en mí tu amor como un río. Que llegue a los rincones profundos de mi alma. Que inunde de tu paz todo mi interior.
Entra tú a donde nadie jamás llegará. Donde los pensamientos me quieren atar. Ven y llena de luz toda mi humanidad, los momentos oscuros de privacidad y que tu presencia inunde todo mi ser. AMÉN.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.