Desde el vientre materno, desde antes de mi tiempo y mi conciencia crees en mí. Mucho más que yo mismo. Crees que puedo. Que valgo.
Cuentas con mis manos y mis pasos, con mis flaquezas y mis talentos. Cuentas con mi amor, que es tu reflejo. Con mi fe, que es tu regalo.
Y me haces imprescindible para construir tu Reino. Eso me asusta y me ilusiona, me provoca y me invita.
Tú sabrás lo que haces, Señor, al confiar en alguien tan frágil. Pero por intentarlo no va a quedar. Aquí estoy. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.