Gracias, Señor, por recordarnos lo esencial de la vida: lo más importante es amarte, amarnos, amar.
Sin amor, el esfuerzo, la fe, el éxito, no nos hacen felices. Y para poder dar amor, hemos de recibir amor; porque nadie da de lo que no tiene; porque sabernos amados es una necesidad vital.
Danos un corazón abierto, de par en par, para acoger el amor que Tú nos das de mil formas, para amarte en todo y por encima de todo, para amar a cada persona, como Tú y Contigo. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.