Señor Jesús, aquí estoy en tu presencia. Silencia mi corazón y mi mente de todo ruido, especialmente interno, que me aleja de ti. Consciente de tu amor por mí, te doy gracias por el don de mi vida. Todo es gracia. Hoy me das una nueva oportunidad para abrir mi corazón a tu Palabra. Quiero darme cuenta de que todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. María, pongo los ojos en ti para que me abras a la acción del Espíritu, como tú lo hiciste. Y confiadamente rezo:
Bendito seas por siempre, Señor, por tu amor providente que nos cuida y nos da lo que más necesitamos. Nos das a tu Hijo Jesús, que es nuestro Camino, Verdad y Vida. Nos das a tu Espíritu Santo, que nos guía y acompaña en nuestro día a día, nos santifica y acompaña.Te doy gracias, te alabo y te bendigo porque me cuidas y acompañas cada día. ¡Gracias, Señor! ¡Gracias por tanto amor! Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.