Decía santa Teresita de lisieux que la oración es la elevación del alma a DIOS, y elevar el alma es algo así como entregarla. Mi párroco le dijo a mi hija en el Bautismo de su hijo, mi nieto, que lo ofreciera a la Virgen, nuestra Madre, haciendo un gesto de dárselo, de elevarlo hacia Ella.
Hoy, al empezar a escribir estas primeras líneas, cuando se inaugura un nuevo blog, "Blogueros con el Papa", mi corazón siente lo mismo, "elevar mi alma al SEÑOR" y ofrecérsela desnuda para que ÉL la vista a su moda, a su estilo, el que nunca pasa, el que siempre es actual y bien visto aunque aparentemente no parezca así o no se entienda siempre.
Y mi regocijo es aun mayor porque me siento acompañado, ¡no voy sólo!, por todos los blogueros qué como Zacarías, sugerida por su esposa Isabel, proclamó que Juan sería su nombre, ellos han dicho Salvador es quien hará la oración. Siento la acción del ESPÍRITU que hace su obra y que se hace presente en medio de dos o más reunidos en el nombre de JESÚS.
Siento, una vez más, que el SEÑOR elige al más inepto, al más viejo, al menos adaptado para estos tiempos tan avanzados que ya le sobrepasan y para los que es estéril. Vuelve el SEÑOR, en el ESPÍRITU, a repetir sus prodigios, su mirada en el más débil. Y no busco falsa humildades, pues mi hermano en la fe, Ricardo, sabe mucho de lo que digo en cuanto a preparación técnica se refiere, y el ESPÍRITU sabe más al coordinar mis palabras y abrir mi corazón. A veces, tengo que repetir como María, las maravillas que el SEÑOR hace en cada uno de nosotros, y en mí personalmente, al regalarme la oportunidad y la Gracia de humillarme y darme fuerzas para ello.
Que nadie piense que orar es relajarse y sentirse bien (miremos a Getsemaní), sino todo lo contrario: "es un combate constante". La oración es un don de la Gracia y una respuesta decidida por nuestra parte (para eso nos ha hecho libres). Supone siempre un esfuerzo, una lucha, un combate... Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de CRISTO, así como la Madre de DIOS y los santos con ÉL (sudor de sangre) nos enseñan que la oración es un combate.
Pero, ¿contra quién? Contra nosotros mismos y contra la astucia del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su DIOS. Nuestra vida será en función de nuestra oración, y nuestra oración será como lo es nuestra vida, porque se ora como se vive, y se vive como se hora. El que no quiere actuar habitualmente según el ESPÍRITU de CRISTO, tampoco podrá orar habitualmente en su Nombre. El "combate espiritual" de la vida nueva (hombre nuevo) del cristiano es inseparable del combate de la oración.
Por todo esto, y porque como la cierva busca corrientes de agua para mantener su vida, nosotros buscamos, todos juntos, la oración para mantenernos y sostenernos en el SEÑOR. Y nos unimos, junto a nuestro Papa, Benedicto XVI, a la Cabeza de la Iglesia, nuestro SEÑOR JESUCRISTO, para hacer oración por la JMJ, por la Vida, por la proclamación del Evangelio, para pedir paz, sabiduría y fortaleza en ser testimonios de amor y para la salvación de todos los hombres que, buscando la eterna salvación, se desvían por corrientes falsas, vacías y caducas.
Todas nuestras oraciones están en plural, y las que no lo están, el ESPÍRITU las transforma en plural. PADRE nuestro... no nos dejes... perdona nuestras... como nosotros perdonamos a quienes nos... María, Madre de DIOS, ruega por nosotros... Y es que somos todos en uno, y por eso nuestra oración en común tiene un valor incalculable.
No nos preocupemos tanto en concentrarnos o distraernos (eso no quita que tratemos de esforzarnos, hay que hacerlo, combatir y luchar), sino en hacer la Voluntad del SEÑOR, que es precisamente orar. Oremos a pesar de nuestra sequedad, de sentirnos vacío, sin tener conciencia de lo que hacemos... Porque la oración no está mal hecha por el mal o bien control que llevemos nosotros de ella, porque es realmente el SEÑOR quien lo lleva, es ÉL realmente quien quiere estar con nosotros.
El SEÑOR no nos pide el sentimiento, sino la voluntad, porque los sentimientos no podemos controlarlos, y no dependen de nosotros, sin embargo, la voluntad si está a nuestra disposición. El creyente, el justo, vivirá por la fe y no por los sentimientos. Y la clave no está en tener más fuerza de voluntad, sino en encontrar verdaderamente al SEÑOR (parábola del tesoro escondido). Y mientras eso no se dé no podremos avanzar en la fe.
Sentiremos miedo a que nos cambie la vida... quizás estemos cómodos en nuestra presunta piedad y nos fastidia que nos cambie todo... porque la verdadera oración cambia la vida... porque se está calentito en el montón... Esto influye mucho en nosotros. El Tentador está a la acecha y sabe por donde nos puede atacar a cada uno... y se preocupa de sembrar falsos criterios confundiendo la oración con cualquier cosa.
Yo sugiero, desde la libertad, a todos los blogueros, de forma especial a los "Blogueros con el Papa", continuar con el Santo Rosario( los sábados) que, un día, sugirió nuestro amigo Ángel Sánchez Toledano, a quien animo desde aquí a subirse a la barca, por la acción del ESPÍRITU, pero añado, cada uno desde sus propias circunstancias y libremente, unirnos junto a él (el Papa) a las 06,30 horas de la madrugada (Radio María). A mí, personalmente, me toca hacerlo a las 05,30 horas, por esto de una hora menos en Canarias. Así estaremos todos un poco más juntos.
Hoy, al empezar a escribir estas primeras líneas, cuando se inaugura un nuevo blog, "Blogueros con el Papa", mi corazón siente lo mismo, "elevar mi alma al SEÑOR" y ofrecérsela desnuda para que ÉL la vista a su moda, a su estilo, el que nunca pasa, el que siempre es actual y bien visto aunque aparentemente no parezca así o no se entienda siempre.
Y mi regocijo es aun mayor porque me siento acompañado, ¡no voy sólo!, por todos los blogueros qué como Zacarías, sugerida por su esposa Isabel, proclamó que Juan sería su nombre, ellos han dicho Salvador es quien hará la oración. Siento la acción del ESPÍRITU que hace su obra y que se hace presente en medio de dos o más reunidos en el nombre de JESÚS.
Siento, una vez más, que el SEÑOR elige al más inepto, al más viejo, al menos adaptado para estos tiempos tan avanzados que ya le sobrepasan y para los que es estéril. Vuelve el SEÑOR, en el ESPÍRITU, a repetir sus prodigios, su mirada en el más débil. Y no busco falsa humildades, pues mi hermano en la fe, Ricardo, sabe mucho de lo que digo en cuanto a preparación técnica se refiere, y el ESPÍRITU sabe más al coordinar mis palabras y abrir mi corazón. A veces, tengo que repetir como María, las maravillas que el SEÑOR hace en cada uno de nosotros, y en mí personalmente, al regalarme la oportunidad y la Gracia de humillarme y darme fuerzas para ello.
Que nadie piense que orar es relajarse y sentirse bien (miremos a Getsemaní), sino todo lo contrario: "es un combate constante". La oración es un don de la Gracia y una respuesta decidida por nuestra parte (para eso nos ha hecho libres). Supone siempre un esfuerzo, una lucha, un combate... Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de CRISTO, así como la Madre de DIOS y los santos con ÉL (sudor de sangre) nos enseñan que la oración es un combate.
Pero, ¿contra quién? Contra nosotros mismos y contra la astucia del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su DIOS. Nuestra vida será en función de nuestra oración, y nuestra oración será como lo es nuestra vida, porque se ora como se vive, y se vive como se hora. El que no quiere actuar habitualmente según el ESPÍRITU de CRISTO, tampoco podrá orar habitualmente en su Nombre. El "combate espiritual" de la vida nueva (hombre nuevo) del cristiano es inseparable del combate de la oración.
Por todo esto, y porque como la cierva busca corrientes de agua para mantener su vida, nosotros buscamos, todos juntos, la oración para mantenernos y sostenernos en el SEÑOR. Y nos unimos, junto a nuestro Papa, Benedicto XVI, a la Cabeza de la Iglesia, nuestro SEÑOR JESUCRISTO, para hacer oración por la JMJ, por la Vida, por la proclamación del Evangelio, para pedir paz, sabiduría y fortaleza en ser testimonios de amor y para la salvación de todos los hombres que, buscando la eterna salvación, se desvían por corrientes falsas, vacías y caducas.
Todas nuestras oraciones están en plural, y las que no lo están, el ESPÍRITU las transforma en plural. PADRE nuestro... no nos dejes... perdona nuestras... como nosotros perdonamos a quienes nos... María, Madre de DIOS, ruega por nosotros... Y es que somos todos en uno, y por eso nuestra oración en común tiene un valor incalculable.
No nos preocupemos tanto en concentrarnos o distraernos (eso no quita que tratemos de esforzarnos, hay que hacerlo, combatir y luchar), sino en hacer la Voluntad del SEÑOR, que es precisamente orar. Oremos a pesar de nuestra sequedad, de sentirnos vacío, sin tener conciencia de lo que hacemos... Porque la oración no está mal hecha por el mal o bien control que llevemos nosotros de ella, porque es realmente el SEÑOR quien lo lleva, es ÉL realmente quien quiere estar con nosotros.
El SEÑOR no nos pide el sentimiento, sino la voluntad, porque los sentimientos no podemos controlarlos, y no dependen de nosotros, sin embargo, la voluntad si está a nuestra disposición. El creyente, el justo, vivirá por la fe y no por los sentimientos. Y la clave no está en tener más fuerza de voluntad, sino en encontrar verdaderamente al SEÑOR (parábola del tesoro escondido). Y mientras eso no se dé no podremos avanzar en la fe.
Sentiremos miedo a que nos cambie la vida... quizás estemos cómodos en nuestra presunta piedad y nos fastidia que nos cambie todo... porque la verdadera oración cambia la vida... porque se está calentito en el montón... Esto influye mucho en nosotros. El Tentador está a la acecha y sabe por donde nos puede atacar a cada uno... y se preocupa de sembrar falsos criterios confundiendo la oración con cualquier cosa.
Yo sugiero, desde la libertad, a todos los blogueros, de forma especial a los "Blogueros con el Papa", continuar con el Santo Rosario( los sábados) que, un día, sugirió nuestro amigo Ángel Sánchez Toledano, a quien animo desde aquí a subirse a la barca, por la acción del ESPÍRITU, pero añado, cada uno desde sus propias circunstancias y libremente, unirnos junto a él (el Papa) a las 06,30 horas de la madrugada (Radio María). A mí, personalmente, me toca hacerlo a las 05,30 horas, por esto de una hora menos en Canarias. Así estaremos todos un poco más juntos.