8 de julio de 2010

Blogueros, no borregos


Suele considerarse la verdad como una realidad abstracta, objetiva, que no depende del cristal desde el que se mira. Salvo los relativistas radicales, casi todo el mundo admite la necesidad de que exista una verdad acerca de las cosas. Hablamos en términos generales. Hasta el idealista más hegeliano -quien ante un contraste entre sus ideas y los hechos, exclamará "peor para los hechos"- se verá obligado a ser realista en su vida cotidiana... y no se le ocurrirá negar la ley de la gravedad ni la opacidad de la materia.

Estamos ante un mundo que rechaza las verdades absolutas y los dogmatismos, especialmente en la moral y las costumbres. Las ideologías han producido estos efectos psicológicos. Cuando alguien viene con pretensiones de una verdad que hay que aceptar por fuerza, el hombre o la mujer de nuestros días - me incluyo yo también- siente no sólo una reacción de rechazo sino incluso la inclinación instintiva de llevar la contraria.

Quizá por esta razón los blogs cosntituyen un fenómeno apasionante. Los blogueros suelen considerarse hombres o mujeres libres y ese amor a la libertad les empuja a manifestar sus opiniones o hablar de la vida tal como la entienden.

Quizá por esta razón, se suele considerar que las nuevas herramientas de la Web2.0 -y los blogs son un buen ejemplo de ellas- constituyen una respuesta a los dogmatismos de antaño. La verdad la construimos entre todos. Todos tenemos algo que decir y es necesario arrumbar los guetos de la ciencia, del arte y de la cultura. Pongamos punto final a la idea de que haya expertos en la verdad, quienes dogmatizan desde sus presuntuosas cátedras.

No me contradigo. Porque soy un inconformista me he hecho bloguero... y bloguero con el Papa.

Para muchos contemporáneos nuestros, los católicos que siguen siendo fieles a la doctrina católica -defendida por el Papa y los Obispos- serían unos borregos sin personalidad, víctimas fáciles de la credulidad. Por esta razón, me parece a mí, la expresión blogueros con el Papa tiene gran fuerza, porque los blogueros no son borregos. Los blogueros son libres de expresar su opinión. Y cuando desde esa libertad se unen para apoyar al Papa, esa unión tiene mucha fuerza.

Estoy con el Papa porque me da la gana.

Estoy con el Papa porque le considero una de las pocas personas que, a nivel internacional, goza de una autoridad para mí indiscutible.

Estoy con el Papa porque soy católico... y creo en la sucesión apostólica.