San José es el Patrono y Protector de la Iglesia universal. Así lo declaró solemnemente el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1870. A él están encomendadas todas las personas, todos los miembros de la Iglesia y todas sus necesidades. El B. Juan Pablo II en la Redemptoris Custos recuerda que el Papa León XIII en su encíclica josefina Quamquam pluries se refiere a aquel “paterno amor” que José “profesaba al Niño Jesús” y a él (a San José) “próvido custodio de la Sagrada Familia” recomendaba la “heredad que Jesucristo conquistó con su sangre, Desde entonces la Iglesia implora la protección de San José, en virtud de aquel sagrado vínculo que lo une a la Inmaculada Virgen María y encomienda todas las preocupaciones y los peligros que amenazan a la familia humana” (EC 31).
Al hablar de la necesidad y urgencia de la protección de San José sobre la Iglesia, el Papa se refiere especialmente a la tarea de la evangelización y reevangelización de todos los pueblos: “Este patrocinio debe ser invocado, y todavía es necesario a la Iglesia, no solo como defensa de los peligros que surgen, sino también y, sobre todo, como aliento en su renovado empeño de evangelización en el mundo y de reevangelización en aquellos `países y naciones, en los que –como he escrito en la Exhortación apostólica post-sinodal Christifideles laici- la religión y la vida cristiana fueron florecientes y que `están ahora sometidos a dura prueba´. Para llevar el primer anuncio de Cristo y para volver a llevarlo allí donde está descuidado u olvidado, la Iglesia tiene necesidad de un especial poder de lo alto (cfr Lc 24,49; Act 1,8), don ciertamente del Señor, no desligado de la intercesión y el ejemplo de los santos” (RC 29).
Y entre los santos San José es cooperador universal de la salvación de una manera espacial, al igual que la Virgen María. Y en estos tiempos que corremos en la Iglesia y en la sociedad, lo que tienen como reto principal es la evangelización y la reevangelización del mundo, como dijo el B. Juan Pablo II, lo repitió Benedicto XVI y lo ha reiterado en varias ocasiones el actual Papa Francisco. En una de las reuniones de los Cardenales, poco antes de la elección del nuevo Papa, les dijo: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir a las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y presidencia religiosa, las del pensamiento, las de la miseria”. Así se lee en una nota que pasó al Cardenal Ortega, Arzobispo de la Habana, con permiso de darla a conocer. Porque, añade, cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar se hace autora gerencial, y entonces se enferma. Destaca que hay dos imágenes de la Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale de sí… o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí y para sí.
Pues bien, San José es Patrono de la Iglesia especialmente en esta tarea de la evangelización, como dice el B. Juan Pablo II en el texto citado. Y no puede ser de otra manera, porque la evangelización de todos los pueblos y de todos los hombres, como dijo el Papa Pablo VI, constituye la misión esencial de la Iglesia, una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hace cada vez más actual. (Firmó la encíclica Evangelii nuntiandi en la que hace estas afirmaciones, el 8 de diciembre de 1975). “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el santo sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su Muerte y Resurrección gloriosa “ (EN n. 14).
Pues bien, si San José es Patrono de la Iglesia en su misión de evangelizar y el Papa Francisco es un gran devoto de San José, como lo demostró en la homilía de San José en festividad del Santo, en la misa de toma de posesión del gobierno y servicio de la Iglesia como Papa y en el llevarlo en su escudo en la flor de nardo, que es símbolo de San José, y con anterioridad en tantas ocasiones, y si Juan XXIII, a quien dicen que se parece, devotísimo de San José, lo declaró Patrono del Concilio Vaticano II, no dudo que el Papa Francisco lo proclamará Patrono y lucero de la nueva evangelización, junto con María, su esposa, la estrella de la evangelización.
P. Román Llamas, ocd