Estamos en una época en la que la publicidad, la propaganda se ha convertido en un dios de nuestro tiempo. De lo que no se hace publicidad, lo que no se pregona y anuncia no se vende, queda muerto en el establecimiento.
Santa Teresa se hizo propagandista de San José; desde su experiencia de su bondad y su poder lo vio un género muy vendible y se convirtió en su publicitaria.. Lo hizo ya en vida: “esto le han visto otras algunas personas a quien yo decía se encomendasen a él, también por experiencia” (Vida,6,6) y anima a todos a ser devotos del santo Patriarca: “Solo pido por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere; y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción” (Vida, 6,8).
Santa Teresa quiso llevarlo todo bajo el signo de San José, quiso que su vida y su obra de fundadora y sus escritos fuesen la mejor propaganda de Santo. Y, realmente, se ha convertido en la mejor y más popular y, diría, la más eficaz evangelizadora de san José. De San José hacen propaganda sus escritos, sus monasterios, la mayoría bajo la advocación del Santo, y a San José predican y evangelizan sus hijos y sus hijas.
Lo que Santa Teresa escribe sobre su personal y particular experiencia de San José, tan sencilla y vitalmente expuesto en la Vida, y tantas alusiones al Santo, especialmente en el libro de las Fundaciones, tienen una finalidad: proyectarla en los demás, hacer propaganda de San José, engolosinar a las almas para que sean devotas de él y se encomienden a él y consigan todo lo que le pidan. Y lo ha logrado plenamente. No es posible leer las páginas en que Santa Teresa escribe sus experiencias josefinas y quedarse indiferente. Santa Teresa cuyas vivencias de San José abarcan toda su vida y toda su obra fundacional se ha convertido en un apóstol y propagandista de san José de primera magnitud. Por lo que escribe del santo Patriarca, como exposición de su experiencia y vivencias josefinas, entra en el catálogo de los grandes apóstoles josefinos de todos los tiempos, y pata mí ocupa el primer lugar entre ellos.
El P. Gracián en su Josefina cita casi todos los lugares en los que Santa Teresa habla de san José. Y después de él la mayoría de los autores carmelitas, cuando se presenta la ocasión. La mayoría de los predicadores españoles de los siglos XVII y XVIII citan sus palabras del capítulo 6 de la Vida, alineándola con Gersón., Isidoro de Isolanis… Santa Teresa entra enseguida en el catálogo de los grandes apóstoles de la devoción a san José. Desde el principio se hace realidad la promesa del Señor de que la primera casa de San José de Ávila “sería una estrella quedaría de sí gran resplandor” (V 32,11). De su fundación escribe el P. Juan de la Anunciación (+ 1700), glorioso General de la Congregación de España: “Púsose el Santísimo Sacramento; dedicóse la iglesia a N. Padre San José, que por aquel principio es Patrón y Protector de nuestra Reforma…El convento de San José de Ávila es el principio y el solar de todos los conventos de la Descalced y principio y solar de la devoción josefina de los mismos” (Prontuario del Carmen, T.2, dial. 11, p. 497, Madrid, 1699)
Santa Teresa a través de la casa de San José es la estrella luminosa que ha irradiado y sigue irradiando poderosos destellos josefinos. A través de del primer convento, la primera casa de San José y a través de las demás fundaciones-casas de San José. El P. Miguel Carranza, carmelita, en el proceso para la Canonización de Zaragoza nos ha dejado este precioso testimonio al respecto: “Después emprendió la fundación de otros muchos, y casi todos bajo el título y el nombre del bienaventurado Señor San José, del cual fue siempre devotísima, y fue la ocasión grande que por toda España se conociese y dilatase la devoción que en ella se tiene a este glorioso y bienaventurado Padre legal de nuestro Redentor y Esposo verdadero de la santísima Virgen María, Madre suya y Señora nuestra” ( Dicho de 5 de septiembre de 1595, BMC 19,135).
Y como dice un autor francés con toda razón, , Lucot: “Los papas encontraron un auxiliar poderoso para la propagación del culto de nuestro Santo, en la célebre Reformadora del Carmelo. Gersón había hecho mucho por él, Teresa hizo mil veces más por sí misma, por los religiosos de su Reforma y por las religiosas del Carmelo. San José le es deudor, sobre todo, de su gloria sobre la tierra” ( Etude historiquesur son culte, Paris, 1875, p. 53).
Y sigue siendo la gran propagandita y evangelizadora de San José en la Iglesia. Dios la suscitó y llenó de su Espíritu Santo para que promoviese en su Iglesia la devoción sincera al santo Patriarca. Viviente en la Iglesia son sus escritos, que parecen Sagrada Escritura – muchas cosas de las que aquí escribo no son de mi cabeza, sino que me las decía este mi Maestro celestial- (V 39,8) ), con sus hijas y sus hijos sigue incansable promoviendo la devoción y el amor a nuestro Padre y Señor San José. No se puede mirar a Teresa sin ver a su lado a san José
P. RománLlamas, ocd