Aquí estoy, porque me has llamado, Señor. Aquí estoy, para entrar en tu proyecto y hacerlo carne en mi vida.
Aquí estoy, Señor Jesús, y quiero aceptar tu plan con riesgo y lanzarme a tu programa de vida, en tu manera de vivir para alumbrar vida.
Aquí estoy, Señor Jesús, para cumplir tu voluntad, la misma que tú cumpliste en la llamada del Padre.
Aquí estoy, en Comunión para hacer de mi existencia llama que no se apague.
Quiero ser, Señor Jesús, como la arcilla en tus manos. Me pongo en tus manos, Señor de mi vida para que se realice tu obra.
Tú estás presente en la fuerza de tu Espíritu que hermana a los hombres que se olvidan de sus cosas y se dan sin recibir nada. Tú estás presente, Señor, en tu espíritu. Tú caminas conmigo. Amén.