Señor, Tú ves y valoras mi fe, aunque sea pequeñita y vacilante.
Tú ves y valoras mi amor, aunque esté mezclado de egoísmo.
Tú ves y valoras mi amor, aunque esté mezclado de egoísmo.
Tú ves y valoras mi esfuerzo, aunque a veces baje los brazos.
Tú ves y valoras mis mejores intenciones, aunque no siempre se hagan realidad.
Señor, Tú ves y valoras mi deseo de perdonar, aunque en ocasiones me cueste hacerlo.
Tú ves y valoras mi sinceridad, aunque no siempre me atrevo a decir la verdad.
Tú ves y valoras mi sed de Ti, aunque busco y bebo otras aguas.
Tú ves y valoras mi arrepentimiento, aunque caiga muchas veces en ciertos errores.
Tú ves y valoras mis mejores intenciones, aunque no siempre se hagan realidad.
Señor, Tú ves y valoras mi deseo de perdonar, aunque en ocasiones me cueste hacerlo.
Tú ves y valoras mi sinceridad, aunque no siempre me atrevo a decir la verdad.
Tú ves y valoras mi sed de Ti, aunque busco y bebo otras aguas.
Tú ves y valoras mi arrepentimiento, aunque caiga muchas veces en ciertos errores.
Señor, Tú ves y valoras mi solidaridad, aunque no me faltan tantos caprichos innecesarios.
Tú ves y valoras mi corazón agradecido, aunque se me cuele la queja y el lamento.
No necesitas que alcance la perfección, Señor, para que Tú me mires con amor, y reconozcas todas mis virtudes.
Tu mirada me anima a superarme, a seguir creciendo.
Que yo también reconozca las bondades de las personas sin esperar a que sean perfectas. Amén.
Tú ves y valoras mi corazón agradecido, aunque se me cuele la queja y el lamento.
No necesitas que alcance la perfección, Señor, para que Tú me mires con amor, y reconozcas todas mis virtudes.
Tu mirada me anima a superarme, a seguir creciendo.
Que yo también reconozca las bondades de las personas sin esperar a que sean perfectas. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.