Dios Padre, danos entendimiento para comprender lo que dicen las Escrituras de nuestra vida.
Cuando sufrimos, la Escritura nos recuerda que compartes nuestro dolor y nos das tu consuelo.
Cuando no sabemos qué hacer, la Escritura nos dice que Jesús es el camino, la verdad y la vida.
Cuando nuestro corazón se llena de alegría, la Escritura nos recuerda que Tú ríes con nosotros.
Cuando nos cansamos de trabajar, de hacer el bien, la Escritura nos anima a seguir, apoyados en Ti.
Cuando nos equivocamos y pecamos, la Escritura disipa nuestro orgullo y nos ayuda a pedir y a recibir tu perdón.
Cuando no vemos el fruto de nuestro esfuerzo, la Escritura nos recuerda todas las semillas algún día darán el treinta, el sesenta o el ciento por uno.
Cuando nos sentimos satisfechos de lo realizado, la Escritura nos recuerda que hemos hecho lo que debíamos hacer.
Cuando nos creemos mejores que los demás, la Escritura nos recuerda que, si estamos libres de pecado, tiremos la primera piedra.
Cuando nos sentimos solos y despreciados, la Escritura nos recuerda que somos preciosos a tus ojos y que, aunque nuestra madre nos olvide, Tú jamás nos olvidarás.
Cuando nos faltan los ánimos, la Escritura nos recuerda que hemos recibido al Espíritu Santo. Él es nuestra fuerza, nuestro defensor, nuestro guía. Amén.