Hay que dejarlo todo en el seguimiento a Jesús.
Primero se dejan las cosas: lo que se recibe heredado y viene grapado al apellido, lo que es fruto del trabajo y lleva nuestra huella.
También hay que dejarse a sí mismo: los propios miedos, con su parálisis y los propios saberes, con sus rutas ya trazadas.
Después hay que entregar las llaves del futuro, acoger lo que nos ofrece el Señor de la historia y avanzar en diálogo de libertades encontradas mutuamente para siempre, que se unifican en un único paso en la nueva puntada de tejido. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.