Elegido papa el mismo año en el que el último
emperador de la dinastía de los Severos, Alejandro Severo, subió al trono tras
el asesinato de Heliogábalo lo que le permitió un pontificado libre de
persecuciones y una época de auge del cristianismo en Roma.
Sin embargo tuvo que hacer frente a un grave
problema surgido en el seno de la propia Iglesia y que se había originado
durante el pontificado Calixto I: el cisma provocado por el Hipólito de Roma
quien se había proclamado papa convirtiéndose en el primer antipapa de la
historia de la Iglesia.
Muy poco se sabe de la vida de este papa y
muchas de las obras que se atribuyen carecen de fundamento histórico como por
ejemplo la conversión y bautismo de Santa Cecilia (patrona de los músicos) y
que hiciera construir una iglesia en el lugar en que fue martirizada y en el
que reposan los restos de la santa, así como los de su predecesor, el papa
Calixto I.
En Alemania es el patrono de los
vendimiadores, y en la Edad Media se lo invocaba en las tormentas, contra la
enfermedad de la gota y contra la embriaguez.
Falleció martirizado el 23 de mayo de 230
cuando en Roma gobernaba el emperador Alejandro Severo.