Cambiar
de plumas, no de plumaje, conviene y es necesario dedicarle su tiempo.
La muda no se hace rápida pero, aunque sí despacio, sin pausas y
reflexivamente. El plumaje será el mismo, nuestra fe seguirá firme, pero
las plumas, los criterios, serán renovadas y reforzadas en la Roca, el
Señor, que nos apuntala y nos sostiene.
Una
buena referencia de muda podría encontrarse en los "Encuentros de
blogueros con el Papa". Para mí es este el IV, y digo IV porque no he
fallado a ninguno, y si Dios me concede la Gracia de asistir, estaré
allí desde el jueves 9, sobre las 20 horas aproximadamente, para
convivir, vivenciar y compartir con todos ustedes, compañeros de camino,
la vivencia de lo fundamental cristiano. Y lo hermoso y que nos
diferencia de los demás es que lo haremos de forma universal, ¡a todos
los rincones del mundo!, por las calles digitales de nuestro singular
mundo cibernético.
Todavía
tengo los sentimientos y la experiencia de los primeros momentos de
acogida. Las primeras vivencias, a modo de crónicas, y fotografías por
los constantes y perseverantes compañeros Traeger, Mauricio y Cristina,
que a pie de tren esperaban a los primeros visitantes. Es el hermoso el Encuentro, porque sabemos que quien nos convoca es Jesús, y
Él vive y está presente en nosotros cuando nosotros nos reunimos por y
en nombre de Él.
Son
momentos muy valiosos que duran durante todo un año. Renovadas
amistades; criterios compartidos; oraciones unidas y compartidas;
Eucaristías enlazados y unidos en el Señor. Fiesta y alegría, pero
también criba de lo execrable que nos somete y esclaviza apegándonos a
este mundo que nos amenaza con el olvido de Dios.
Son
bocanadas de aire fresco que nos renuevan, nos mudan de plumas viejas y
rancias que no nos dejan retomar el vuelo de vuelta a Casa, para,
repoblados de las nuevas y coloridas del Espíritu, llenar de colores
nuestra vida y reemprender el vuelo por las calles digitales gritando
que Jesús Vive y está entre nosotros.
Por
eso, compañeros apuren sus mudanzas y preparen sus vuelos migratorios,
rumbo a Cádiz, la tacita de plata, donde en unos días renovaremos todo
nuestro viejo plumaje para retornar al mundo cibernético cargado de la
Gracia del Espíritu y dispuesto a darlo todo por amor al Señor y a los
hermanos.
Salvador Pérez Alayón