‘Mi esperanza es que, además de los días de deporte, esta Copa del
Mundo podría convertirse en la fiesta de la solidaridad de los pueblos. El mundial de futbol, además de ser un
torneo, es una oportunidad para el diálogo, la comprensión y el enriquecimiento
humano recíproco’.
-Papa
Francisco, en la Cadena de TV O’Globo de Brasil. Mensaje transmitido en
portugués el 28 de Junio.
Al
iniciar el Mundial de Futbol, el mundo tenía puesta su atención sólo en el
juego. Los medios se dieron a la tarea de cubrir el evento en base a los
aspectos técnicos, las apuestas, la presencia de los aficionados en los
estadios, la pasión nacionalista deportiva, las estadísticas, los contratos,
además de las personalidades de los jugadores y los directores técnicos. Se dio
escasa cobertura a la cultura de Brasil. Más bien se destacaban las protestas,
la pobreza, la vida en las favelas y
como contraste, se cubría la diversión de los reporteros y celebridades en las
playas, y por supuesto, la vida nocturna. La escasez de servicios y los altos
costos de hospedaje y comida sólo crearon un mercado negro, que abarcaba desde
las favelas hasta casas de campaña instaladas por aficionados de los países de
Sudamérica, generando así una fraternidad de comunidades regionales
compartiendo sus recursos.
¿Qué
tan efectiva puede ser la solidaridad generada por el consumismo y la pasión
futbolística? Como bien expresa el Papa Francisco, es una oportunidad valiosa, pero también se manifestaron
muchas oportunidades perdidas. Estas últimas no tienen que ver con el
deficiente arbitraje, ni con las fallas técnicas de los jugadores y sus
equipos. Sobre eso, los medios ya se han ocupado con su amplia cobertura,
compitiendo entre sí sobre las más variadas opiniones de ‘expertos’. Muchos de
mis amigos que vivieron estos días bajo el influjo de su fuerte pasión por el
futbol, aseguran que la fe, el diálogo y lo que pudiera considerarse una pausa
por la paz, no tienen relevancia en este juego. La conducta de los fanáticos en
general, afirman, no es reflexiva ni hay espacio para estos valores. En cambio,
sí hay espacio para la prostitución, el libertinaje y los vicios, como también
se observó en Sudáfrica.
No
obstante las oportunidades perdidas, los expertos y aficionados fallan en la
estrategia fundamental. David Brooks, en
su columna en ‘The New York Times’
del 11 de Julio explicaba que el futbol es un juego esencialmente de control y
ocupación de espacio. Depende menos de las habilidades personales que de la
manera en que se distribuye la pelota entre el resto de los jugadores. Puedes
tener la pelota, pero son más importantes las opciones para distribuirla. El texto de Brooks nos permite reflexionar
justamente sobre las trayectorias de
Alemania y Argentina y sus tácticas en el mundial. Messi y Di Maria que son estrellas, están con
frecuencia rodeados de defensas contrarios, mientras que los alemanes siempre
tienen dos o tres compañeros desmarcados, de tal manera que el que toma la
pelota tiene más opciones. Lo mismo sucede con Brasil, un equipo con defensas
superestrellas en lo individual, pero incapaces de establecer un sistema colectivo
para reducir espacios a los atacantes rivales. Por eso fue eliminado con un
marcador de 7-1. Este es el carácter
latinoamericano que siempre espera genialidades extraordinarias. La cualidad
individual puede ser determinante en ciertos momentos, como en el estelar de
Maradona en el Mundial de México, pero sólo el trabajo en equipo capturará las
oportunidades de servicio. Así sucede a
lo largo del continente, existe un marcado contraste con vastos cinturones de
pobreza y marginación, mientras que la riqueza está concentrada en un reducido
grupo de familias. Del deporte, aprendamos a fortalecer el trabajo en equipo y
la solidaridad en nuestra sociedad. No hemos aprendido las lecciones ni a nivel
continental, ni a nivel internacional. Somos indiferentes ante el sufrimiento
de nuestros hermanos en casa, la crisis humanitaria de niños migrantes y no es sorprendente
que también lo seamos ante la persecución de nuestros hermanos en Medio
Oriente. Vale la pena recordar esa
pregunta que le hizo Dios a Caín: “¿Dónde está tu hermano?” (Génesis 4,9). Si no respondemos, también el pecado de
omisión es pecado, no es una postura de neutralidad.
Aun
así, ante este turbio panorama, como Cristianos y sembradores de la paz,
tenemos que recapturar estas oportunidades y contemplar este evento con esperanza,
que nos aliente a trabajar por un mundo mejor. Es por eso, que el Papa
Francisco nos invita a brindarle mayor trascendencia a esta fiesta, como la
fiesta de la solidaridad de los pueblos. No es un juego de palabras. También en
los estadios y en las canchas deben prevalecer la presencia de Dios y el
encuentro con el hermano. Todos los equipos participantes son ganadores a los
ojos de Dios. En sus ‘Memorias del Oratorio San Francisco de Sales’, San Juan
Bosco cuenta una experiencia que ilustra su pedagogía del juego y su espíritu, de
la cual puede ser una réplica la afición al Mundial. Después de una serie de
desafíos, escribe: “¿Quién podría imaginar los aplausos de la multitud, el delirio
de mis compañeros, la rabia del antagonista y el orgullo que yo sentía al haber
resultado vencedor, no de un estudiante como yo, sino de un campeón en
persona?”. Quizás estos desafíos humanos pudieran
ayudarnos a derribar el mismísimo respeto humano y la soberbia, que a veces se
interponen en nuestras almas y no nos permiten ver la luz de la Verdad.
En
el juego y en la convivencia entre equipos, puede brillar la caridad -entre las
jugadas y las porras- se manifiestan de una forma sublime, o quizás ansiosa, la
misma inquietud del joven rico que se acercó a Cristo (Mt 19, 16-21). Los jóvenes de hoy en día están saturados de
muchísimas propuestas efímeras, pero esta diversidad de opciones no satisface
su sed de trascendencia. Los medios se esmeran en presentarnos a una juventud
tipo ‘tabula rasa’; exageran las
tendencias, manipulan las encuestas y hasta recurren a efectos especiales, pero
olvidan que el ser humano también aprende por convivencia, por medio de sus
experiencias compartidas y busca continuamente respuestas trascendentes, aun en
aquellas situaciones en que no se trate de un evento religioso, o no
mencionemos a Dios. Cuando el joven le pregunta a Jesús: "Maestro, ¿qué
he de hacer de bueno para conseguir la vida eterna?". La
respuesta que busca no son normas. Quiere una respuesta que le indique el
significado pleno de la vida. En su Encíclica ‘Veritatis Splendor’, Juan Pablo II nos explica: “ésta es la
aspiración central de toda decisión y de toda acción humana, la búsqueda
secreta y el impulso íntimo que mueve la libertad. Esta pregunta es, en última
instancia, un llamamiento al Bien absoluto que nos atrae y nos llama hacia sí;
es el eco de la llamada de Dios, origen y fin de la vida del hombre”. Su
pregunta se refiere al bien moral que hay que practicar. Continúa: “Él es un israelita
piadoso que ha crecido, diríamos, a la sombra de la Ley del Señor. Si plantea
esta pregunta a Jesús, podemos imaginar que no lo hace porque ignora la
respuesta contenida en la Ley. Es más probable que la fascinación por la
persona de Jesús haya hecho que surgieran en él nuevas interrogantes en torno
al bien moral”.
Este
encuentro con la persona de Jesús nos puede plantear también nuevos desafíos,
pero Él mismo que nos ha dado el don de la libertad, nos llenará con su
Espíritu para vivir con una profunda alegría. El Mundial de Futbol nos ofrece
esta perspectiva y nos impulsa a derribar barreras de comunicación, de cultura
y de raza. Todos somos hijos de Dios y tenemos un Padre Amoroso y
Misericordioso que nos reúne y convoca para superar todos los desafíos. Nos
impulsa a hacerlo sin temor, en pleno ejercicio de las facultades físicas
y espirituales. Sin embargo, este encuentro va más allá del estadio y del
partido. El Señor nos pide con un lenguaje deportivo, que ‘hagamos equipo con Él’, con
todos los que no fueron al Mundial y por los que no han tenido la oportunidad
de integrarse a la comunidad mundial porque viven perseguidos, víctimas de la
falta de libertad religiosa, cuyos derechos humanos son lacerados continuamente,
justificando estas atrocidades con las ideologías y el odio. Para hacer equipo
con Jesús, necesitamos ser sus discípulos.
Sólo
reconociéndonos como hijos de un mismo Padre, de frente a los mismos desafíos,
podremos hacer efectiva esta ‘pausa por la paz’. En Brasil, hubo oportunidades
perdidas para que se diera este encuentro. El futbol es un deporte abatido por
el mercantilismo, hay un regionalismo exacerbado, guerra de cobertura
mediática, cierto elitismo, frivolidad, agresividad, uso de hormonas, drogas e
intolerancia. Se ha creado toda una industria en torno al futbol que pudiera
desalentar la participación de nuevo talento, mientras que erigimos nuevos
ídolos en nuestra cultura. Esta idolatría puede ser un serio obstáculo para la
solidaridad y fraternidad.
Por
otra parte, entre las oportunidades perdidas, le hemos dado la espalda al
hermano perseguido, sobretodo en Medio Oriente. A estos hermanos, no les hemos
extendido una digna invitación para que tengan presencia en nuestras fiestas.
Mientras estaba el furor del Mundial, muy pocos ponían atención al intercambio
ofensivo entre los palestinos e israelíes. Primero se dieron varios ataques en
serie a Israel y el mundo fijó sus ojos en las hostilidades hasta que Israel
contra-atacó, sin cuestionar la situación de los cristianos y los trabajadores
extranjeros que viven en Gaza y en Tel Aviv, que tan sólo en Gaza, son una
minoría de 1,013 que viven entre una abrumadora mayoría de 2 millones de
musulmanes, la mayoría de ellos,
fundamentalistas que limitan el acceso a la ayuda de la comunidad
internacional. El gobierno de Egipto había cerrado la frontera con Gaza para
protegerse del terrorismo y reabrió para ayudar a los heridos.
También los
Cristianos en Iraq continúan vulnerables y se les limitan sus derechos civiles;
mientras que los campos de refugiados de Sirios continúan aumentando. Debido a esta
insensibilidad hacia los perseguidos, la Comisión por la Justicia y la Paz de
la Asamblea de Católicos en Tierra Santa criticó a los líderes de ambos lados y
llamó a pláticas para poner fin a las hostilidades, el 8 de Julio, en pleno
Mundial. Alertó que ‘la violencia como respuesta a la violencia sólo engendra
más violencia, citando el pasaje del profeta Jeremías: “Se oyen gritos de Ramá, lamentos y llanto amargo: Es Raquel que
llora por sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen” (Jeremías
31, 15). Los líderes dijeron que ‘las caras de algunas víctimas del conflicto
son muy conocidas porque los medios han cubierto sus vidas en detalle, mientras
que otros, mucho más numerosos, son meras estadísticas, sin nombre y sin cara’.
La Asamblea aseveró que ‘’la cobertura selectiva, el duelo y la memoria son
parte del mismo ciclo de violencia. Oramos por los que han caído recientemente,
para que sean los últimos en morir violentamente en esta escalada de
hostilidades, odio y venganza”. Dentro
de esta cobertura selectiva, también el Mundial, lejos de ser la
anhelada pausa por la paz, ha diluido los lamentos que brotan desde el Medio
Oriente. No se ve disposición de los líderes para entrar en diálogo, más bien
le agregan más ‘aceite’ a su retórica incendiaria y fomentan actos que provocan
mayor conflicto. En una clara referencia a Hamas, la asamblea observó: “Que
buscan una sociedad totalitaria, monolítica, en la cual no hay lugar para la
diversidad, siempre explotando esta situación de desesperanza”. La Asamblea
reafirmó su deber de hablar en un lenguaje profético que revele las
alternativas más allá del ciclo de odio y violencia, para abrir la posibilidad
de vernos como hermanos o hermanas. Ese fue precisamente, el llamado del Papa
Francisco el 8 de Junio, en los Jardines del Vaticano, cuando invitó a los
líderes a orar por la paz.
Cuando
se le cuestionó en una conferencia de prensa a P. Federico Lombardi, Secretario
de Prensa del Vaticano sobre la posibilidad de que los dos papas vieran el juego
final Alemania-Argentina del Mundial,
juntos; P. Lombardi afirmó que ninguno de los dos tomaría partido, ya
que el Papa es Padre espiritual para todos. Seguramente, como seres humanos,
tienen afinidad al sentimiento nacional en sus respectivos países, pero ellos
prefirieron una actitud humilde, no obstante los numerosos chistes y memes en
las redes sociales, donde se hablaba de ‘una final de los dos papas católicos’,
como publicó CNN. No faltó en dicha conferencia una alusión a las palabras de
un religioso católico de Iraq que había lamentado en días anteriores que ‘había
más interés por el mundial que por la persecución de Cristianos en el Medio
Oriente”. Si los Papas deciden ver el partido, que sería ya en sus horas de
sueño, sería en privado, pero ya nos han brindado una hermosa lección de
humildad. El Papa Benedicto XVI escribe en su encíclica ‘Deus Caritas Est’: “Ser Cristiano no es el resultado de una opción de Ética o una
mera idea, sino el encuentro con un evento, una persona que da a la vida un
nuevo horizonte y una dirección decisiva”. Mientras tanto, al
finalizar el Mundial, regresamos a la realidad social que vivimos en nuestros
países, para afinar nuestra sensibilidad a la crítica situación que impera a
nuestro alrededor. Es una realidad ineludible y Dios nos interpela con la misma
pregunta que le hizo a Caín.
Además
de buscar el desarrollo socio-económico y las glorias deportivas, Dios nos
llama a remover los obstáculos para el desarrollo espiritual. Este desarrollo
espiritual no se publica en encuestas, ni se le da una cobertura mediática como
la del Mundial. Debe darse mientras vivimos aquí en el mundo, como nos explica
San Juan de la Cruz. Para lograrlo, debemos aceptar
la cruz que Cristo nos ofrece, la cual puede incluir sufrimiento, el peso
de las cruces de otros y nuestro trabajo diario, que debe santificarse.
Mientras más abracemos la cruz, será más ligera. Tan sólo necesitamos la gracia
de Dios para cargarla.
-Yvette Camou-
Bibliografía:
Biblia de América. Aprobada por las
Conferencias Episcopales de México y Chile. Editorial Verbo Divino. 2008.
México.
Bosco, San Juan. “Memorias del Oratorio San Francisco de Sales”. Pág. 90. Edición
Crítica a cargo de P. Fernando Peraza Leal, SDB. Noviciado Salesiano,
Inspectoría de Cristo Rey y María Auxiliadora. 2006. Guadalajara, México.
Brooks,
David. ‘Football, space control is what really matters’. The New York Times.
July 11, 2014.
Chabin,
Michele. “No Relief for Christians Caught
Amid the Israel-Palestinian Strife”. National Catholic Register/Catholic
News Agency. 07/11/14. A report from
Jerusalem.
Papa
Benedicto XVI. Encíclica ‘Deus Caritas Est’. No. 1 y extracto
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Huntington, Indiana. 2010.
Papa
Juan Pablo II. Encíclica ‘Veritatis Splendor’. Párrafos 7 y 8.
Publicada el 6 de Agosto de 1993. Libreria Editrice Vaticana.
St.
John of the Cross. ‘Spiritual Direction
& Spiritual Directors’. Pág. 310. Edited by Joseph Paul Kozlowski.
Queenship Publishing. Goleta,
California. 1998.