Señor, líbranos de los agobios, prisas e impaciencias. Querríamos alcanzar nuestras metas ya. Nos gustaría quitar nuestros defectos de un día para otro. Deseamos que los demás aprendan y cambien rápidamente.
En cambio, Tú, Señor, sabes que somos barro y tienes una inmensa paciencia con todos: con los que te conocemos y con los que te niegan, con los que hacemos daño a los demás y con los que se conforman con no hacer mal a nadie; con los que retroceden y con los que se paran. Nos invitas a avanzar hacia adelante, pero no nos atropellas con amenazas y prisas.
Señor, dame paciencia conmigo mismo, para que no me hundan mis limitaciones y pecados y me ayuden a crecer en humildad y confianza en ti. Dame paciencia para con los demás, para que sepa aceptarlos y amarlos como son para motivarles a crecer siempre.
Dame paciencia en mis trabajos y compromisos, para que siembre con constancia y esperanza sabiendo que toda semilla da fruto, antes o después, de una manera u otra. Amén.