15 de febrero de 2013

El rey Wamba y Benedicto XVI

El Rey Wamba, Benedicto XVI ; el trono y la sede.

¿Qué tienen en común el rey visigodo Wamba y el papa Benedicto XVI?

En primer lugar, que ambos dedicaron sus últimos días a la oración en el retiro de un convento. Bueno, sabemos que fue así en el caso del rey Wamba y que éste ha sido el deseo manifestado por Benedicto XVI a partir del 28 de febrero.

Tuve la fortuna de escuchar una conferencia de don José Orlandis, uno de los mayores conocedores de la España visigoda, en la que aprendí cómo fue la abdicación del rey Wamba. Han pasado ya muchos años desde que la escuché, pero han quedado bien fijos en la memoria algunos particulares que pondré en vuestro conocimiento. Relata refero, como reza el aforismo latino. Habiendo acudido a Google, he encontrado algunas referencia biográficas que sólo parcialmente han servido para corroborar la sustancia de mis recuerdos.

El rey Wamba fue envenenado con una pócima que le produjo una especie de catalepsia; cayó en un estado de inconsciencia, que fue interpretada por los consejeros del reino como una antesala de la muerte. Era frecuente en aquellos tiempos administrar el sacramento de la Penitencia una sola vez en la vida y se hacía especialmente en estas ocasiones. Recuerdo que don José Orlandis habló de una disposición eclesiástica que obligaba a los reyes, autoridades públicas y comerciantes a renunciar a sus actividades después de haber recibido la imposición de la Penitencia. La razón se encontraría en la necesidad de evitar aquellas actividades en las que resulta difícil mantener la integridad de la vida cristiana. Las consultas que he realizado a través de Google no hacen referencia a la penitencia que le fue impuesta, sino al hecho de que le invistieran el hábito del monje (1), como al parecer habían hecho con otros reyes en situaciones parecidas. Otras fuentes, en cambio, hablan de la tonsura clerical y de los santos óleos (2).

Al parecer, la abdicación  fue obligada puesto que el Concilio XII de Toledo, celebrado el 9 de enero de 681,  "liberó a la población del juramento prestado al rey Wamba" (3). Los padres conciliares, sin embargo, comprendieron que la ley podía haber sido injusta al haber sido aplicada a alguien que había sido objeto de una conjura para arrebatarle el trono. Por esa razón, en el mismo Concilio abolió esa  ley, de manera que ya no se aplicaría en el futuro y los reyes podrían estar tranquilos de no ser víctimas de semejantes conspiraciones.

¿Qué tiene que ver todo esto con la renuncia de Benedicto XVI? El abandono respectivo del trono y de la sede, en aplicación de una ley cuya justicia y valor es puesta en duda.

Hace unos días ha habido una polémica entre dos importantes profesionales de la comunicación: Yago de la Cierva y José Luis Restán, que podréis seguir en este enlace de Religión en libertad. (4). Sólo quiero terciar acerca de un punto polémico: que la renuncia de Benedicto XVI pueda interpretarse como una ruptura con la tradición. Yago de la Cierva explica -y lo podéis ver en el enlace- que eso es lo único que quería señalar. El hecho de que los redactores de El Mundo añadieran a su artículo un titular provocador y engañoso -"Traición a la tradición"- exculpa al autor y aclara mucho los términos del problema.

Quizá el mismo Papa se haya hecho eco de esta polémica, cuando en el discurso que pronunció al Clero de Roma en la mañana de ayer afirmó con rotundidad que su renuncia no supone ninguna ruptura con la tradición. Ahora el mismo Yago de la Cierva distingue entre la Tradición y las tradiciones y sitúa entre éstas, la que parece haberse instaurado a lo largo de los siglos y que animaría a los romanos pontífices a llevar el peso de su ministerio hasta la muerte.

A mí me resulta evidente que no se puede hablar ciertamente de una tradición ni tampoco de una costumbre jurídica que cupiera ser invocada en este caso. El Derecho canónico reconoce la figura de la renuncia del Romano Pontifice. Y punto. Ésta es la ley de la Iglesia y el derecho del Romano Pontífice. Es más, en la entrevista que concedió Benedicto XVI y que culminó en su libro "la luz del mundo", el Papa fue más allá, al afirmar que la renuncia podría convertirse en algunos casos en un deber, sin especificar la naturaleza del mismo. Es evidente que donde hay una facultad legítima no puede prevalecer ni invocarse ninguna tradición o costumbre mediante la que se pretenda descalificar ni jurídica ni moralmente la decisión del Romano Pontífice.

De todos modos, comprendo que Yago de la Cierva se pregunte y cuestione qué consecuencias tendrá esta renuncia del Papa Benedicto XVI en el futuro: "Ha tomado una decisión que cambia el futuro del Papado para siempre: a partir de ahora, sus sucesores se verán presionados como nunca hasta ahora".

Como sucedió con el Rey Wamba, apliquemos la ley y dejemos en paz a Benedicto XVI. 

Si alguien discrepa acerca de la conveniencia de que el Romano Pontífice pueda renunciar, estando en su sano juicio y en plena libertad, entonces que proponga que se cambie la ley vigente, tal como hicieron en el Concilio XII de Toledo. 


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(1) Biografía anónima, en la Web de las biografíasBiografía de la web de Wamba


(2) José María Rodríguez - José I. Lago, El reino de Toledo. De Wamba a Rodrigo. 

(3) http://misviajesconhistoria.blogspot.com.es/2011/10/los-concilios-de-toledo-ii.html

(4) Al final del artículo se ha añadido una última respuesta de Yago de la Cierva, quien explica su sentir y el alcance que ha querido dar a sus palabras.





14 de febrero de 2013

A los blogueros que andan rezagados... ¡Ánimo!


El oficio de bloguero no es nada sencillo. Necesita de fuerza de voluntad, compromiso y mucha imaginación. No he encontrado estadísticas actualizadas al 2012, pero no creo que las proporciones hayan variado mucho desde 2011. He tomando las estadísticas del estado de la blogosfera hispana, Bitacoras.com 2011, un lugar fiable para observar qué sucede en la blogosfera.

De los datos se pueden sacar unas cuantas conclusiones interesantes. El oficio de bloguero es mucho más frecuente en personas en torno a los 30 años, pero la franja entre 35 y 44 años, es la que más crece. Las franjas de edad menores de 30 años, tienen a disminuir. ¿Por qué? Seguramente la redes sociales más inmediatas, como twitter, estén ganando adeptos entre las nuevas generaciones. Pero que haya menos blogueros de edades jóvenes, no quiere decir que no sean necesarios los blogs. Los blogs son espacios abiertos que evangelizan más y mejor, que los círculos cerrados de las redes sociales actuales.

La frecuencia de actualización de los blogs es otro tema interesante.

Actualizan, al menos, cada 6 meses:  11%
Actualizan, al menos, mensualmente:   4%
Actualizan semanalmente:                 2,3%
Actualizan varias veces por semana:  0,8%

Se suele considerar que un blog está muerto, cuando no ha publicado nada en 4 meses. Los blog que se actualizan mensualmente están en una fase delicada de su vida, ya que los potenciales lectores tienden a desanimarse y buscar otros lugares más activos. Podemos decir que el estado sano de un blog conlleva  publicar, al menos, una entrada a la semana. Blogger desactiva el seguimiento rss una vez transcurridos 4 meses, por lo que los blogs que han quedado aparcados este tiempo, empiezan a tener problemas con sus enlaces y su presencia en los buscadores.

Tras un año, únicamente el 17% de los blogs permanecen activos, siendo la vida media de un blog en torno a 15 meses. El porcentaje de blogs que superan tres años es muy bajo, ya que tres años compartiendo novedades implica que el bloguero ha encontrado una temática interesante y una forma de comunicar atractiva. Por otra parte, el bloguero que sigue con su blog más de los 15 meses,  ha sabido integrarlo en su vida de manera que le enriquezca a él, tanto o más, que a los lectores.

Blogueros con el Papa reúne más de 300 blogs que se pueden listar desde los enlaces de la columna izquierda de la página. Ya hemos detectado que existen blogs que se han quedado parados, causando problemas de enlace. ¿Qué podemos hacer?

Tal vez animar a estos blogueros a renovar su compromiso con el blog que iniciaron y hacer que esa misión se convierta en algo más. Ayudarles a encontrar, en su blog, un elemento de crecimiento interior y de relación con los demás. Apoyarlos para que sigan adelante con ánimo y fuerza. Decía San Agustín:

Pienso, hermanos amadísimos, que vosotros vais en el camino conmigo. Si soy lento, adelantadme; no sentiré envidia de vosotros; busco a quienes seguir. Si, por el contrario, pensáis que voy yo más rápido, corred conmigo” (San Agustín. Sermón 306B,2)

Sentirnos comunidad en camino conlleva que los más rápidos apoyen a los menos rápidos y los más lentos busquen en los menos lentos su guía. Unas veces iremos más adelante y otras en el furgón de cola. Lo importante no es la posición, sino seguir unidos en camino. Ánimo a los que se han rezagados, les esperamos llenos de esperanza.

13 de febrero de 2013

Las renuncias de Pedro

Sólo puede entenderse en el contexto de un diálogo entre Cristo y su Vicario
Muchos son los rumores que ha despertado el comunicado de la próxima renuncia de Benedicto XVI. Muchas son también las consideraciones sosegadas y acertadas de muchos periodistas en estos dos días, como se puede apreciar en esta reseña.

Benedicto XVI no dimite, renuncia. Son términos sinónimos, pero parecen esconder significados distintos. Aunque la renuncia del pontificado haya sido una figura poco utilizada, el caso es que estaba siempre allí, en el Código de Derecho Canónico y él mismo habló de ella en distintas ocasiones. La libertad del Romano Pontífice es absoluta y no está sometido a ninguna autoridad. No puede ser juzgada por nadie en el terreno jurídico. Es obvio. Pero hay quien se atreve a juzgarla en el ámbito de la moral. ¿Cómo se puede juzgar -así: juzgar- una decisión como la que ha tomado Benedicto XVI? Nunca se debe juzgar a nadie. ¿Cómo juzgar la decisión del vicario de Cristo en la Tierra? ¿La renuncia de un hombre que es libre y no necesita presentarla a ninguna otra autoridad sobre la tierra? Es evidente que el drama de Benedicto XVI se ha desarrollado en la intimidad de su corazón, en coloquio con Aquel a quien él tan digna, sacrificada y eficazmente ha servido durante toda su vida.

Y ese diálogo habrá sido muy diferente al que hace veinte siglos mantuvo el primero de los Papas con Jesús; muy diferente por razón de las circunstancias y de los contenidos, pero no por la intensidad del sentimiento. Pedro tuvo que esperar varios días, después de la Resurrección de Jesús, para saber si su Maestro seguía confiando en él para ser guía de la Iglesia. En cierto sentido, Pedro ya no era Pedro, sino Simón hijo de Juan. Pedro se mantuvo fiel a Cristo y lo hizo con la humildad de quien ha conocido profunda y personalmente la propia miseria.

Benedicto XVI también habrá tenido un diálogo que podría calificarse de análogo al de su antecesor en el pontificado. No por la miseria moral, sino por la debilidad física propia de la ancianidad: ¿está bien renunciar al cargo que el mismo Jesucristo te ha confiado? ¿No debería llevarlo a cumplimiento hasta el último suspiro? Andrea Tonnelli, de Vatican Insider, acierta en su valoración:
“¿La ‘cruz’ del Pontificado se hizo demasiado pesada para sus espaldas? Claro que sí (...) Pero justamente este gesto puede representar la última gran enseñanza del Papa Ratzinger. De este Papa que en su primer discurso a los cardenales en la Capilla Sixtina dijo que el Pontífice “debe hacer resplandecer la luz de Cristo, no la propia”. Todo lo que ha hecho en estos durísimos años ha sido para hacer entender a la Iglesia que la verdadera guía de la Iglesia misma no es el Papa, ni su protagonismo ni su heroísmo, ni su figura solitaria aislada en una torre y expuesta al ojo inmisericorde de los reflectores. La guía de la Iglesia es Jesús, de quien el Papa es solamente un vicario. (...) Al admitir su fragilidad física y psicológica, al hacer este gesto humilde y libre, el Papa transmite una vez más esta enseñanza.
A mí me ha ayudado pensar en el diálogo de Jesús con Pedro.  Y por eso nos viene bien recordarlo bajo este título: las renuncias de Pedro. Es conocido de todos el pasaje del Evangelio a que pertenece la frase de Jesús repetida tres veces: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Es un discípulo que no tiene claro cuál es su posición dentro de aquel grupo de seguidores de Jesús. Después de su triple negación no ha tenido un momento de tranquilidad para hablar a solas con su Señor. Probablemente habrá experimentado la paz de su presencia: ningún comentario o reproche. Al contrario, de él recibía quizá el trato de siempre, el de los mejores momentos.

Sin embargo, lo sucedido había sido muy grave: ¡le había traicionado y abandonado! Tampoco sería justo seguir actuando como si no hubiera pasado nada. Y ahora Jesús afronta el tema de una manera delicadísima. Le dirige una pregunta empleando el nombre propio, el que Pedro tenía antes de haber sido “bautizado” por Cristo. Ahora Jesús no se está dirigiendo a Pedro, sino a su amigo, al que conoció. Le pregunta:

― Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?

En la traducción castellana del original griego se han perdido unos matices muy importantes que permiten comprender mejor la situación. Jesús utiliza el verbo αγαπάο, que no puede ser traducido por el simple querer español. El amor de ágape es un amor muy especial. Es el amor con que Dios nos ama y que tan perfectamente ha descrito san Pablo en su carta a los Corintios. Es un amor de donación, paciente y entregado, que no conoce límite ni traiciones.

Si esta pregunta hubiera sido formulada unas semanas antes, Pedro hubiera respondido afirmativamente, con resolución y sin dudarlo. Sin embargo, «ahora que ha conocido la tristeza infinita de la infidelidad y el drama de la propia debilidad dice solamente: “señor, yo te quiero (filó se), es decir, “yo te amo con mi pobre amor” (1).

Jesús vuelve a hacerle la misma pregunta, sin cambiar ninguna de las palabras. Parece que quiere arrancar de Pedro un compromiso mayor, que no se queda satisfecho con esa respuesta. Pero el discípulo ya ha aprendido a conocerse mejor y humildemente responde también de la misma manera.

Entonces sucede lo más sorprendente. Así como pocos días atrás había sido negado tres veces, ahora le da al discípulo la oportunidad de afirmar su amor también por tres veces. Le pregunta:

― Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

La lengua castellana no permite captar el matiz del griego original. Ahora utiliza el mismo verbo que había empleado antes Pedro:filéis me? , ¿me quieres? «Y Simón, aunque se haya entristecido porque el Señor le ha preguntado así, cambiando el verbo del amor, capta el sentido de aquel trueque en el Maestro y comprende que a Jesús le basta su amor pobre, humilde, el único del cual se siente capaz desde ahora. Por eso le responde: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero bien” (filó se). ¡Es Jesús quien se ha adaptado a Pedro, más que Pedro a Jesús!» (2).

Este texto muestra con claridad el misterio del amor humano. En realidad, Pedro podría responder en verdad con un agapo se, pero sólo apoyándose en el amor del maestro y en su gracia. De hecho, Pedro fue capaz de amar con el mismo amor del maestro y fue su mártir, es decir, dio testimonio de que en este mundo podemos cumplir el mandamiento nuevo: «que os améis los unos a los otros como yo os he amado» (Jn 15, 12).

Fuera de Dios no existe el amor de donación. Y al revés, si alguien ama con ese amor es seguro que Dios actúa en él (aunque quizá él no lo sepa o no sea consciente de ello). Ahora bien, intentar amar así confiando únicamente en las propias fuerzas es precisamente la presunción en que incurrió Pedro cuando negó a Jesús. Esta fue la enseñanza que el discípulo recibió de su maestro. «Sígueme», es decir, no te separes de mí, y podrás amar como yo te he amado.


Joan Carreras del Rincón

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(1) Bruno Forte, Siguiéndote a ti, luz de la vida, Salamanca 2004, p. 154.

(2) Ibidem.

12 de febrero de 2013

¡Animo! Todavía Habemus Papam.


La Tiara que el Papa no llegó  a usar: un símbolo de otros tiempos. Hay quien no lo ha entendido



En los próximos días escucharemos muchos comentarios sobre el anuncio del Papa Benedicto XVI de hoy. Si bien el Consistorio fue convocado para anunciar la canonización de algunos santos, entre ellos los 800 mártires italianos asesinados por musulmanes en el siglo XV, el anuncio de su renuncia fue el que capitalizaron los medios. A todos nos sorprendió el anuncio, pero hay aspectos de este anuncio que no debieran confundirnos, ni desvirtuar el valor del Pontificado, puesto que los Papas pueden renunciar. Muy pocos lo han hecho, pero sí existe precedente. Celestino V renunció en 1296. Una vez que el Papa comunica su intención de renuncia, es irrevocable.

La ‘renuncia’ del Papa Benedicto no debe interpretarse en el sentido en que convencionalmente usamos la palabra ‘renuncia’. En el sentido convencional, una renuncia implica que debe someterse a consideración de los superiores. El Papa no tiene más superiores que Dios. En el texto que se publicó en el portal del Vaticano, se usa la palabra ‘renuntiate’, que no coincide con en el sentido que le damos en Español, sino que más bien implica una entrega generosa

Esta decisión debe ser libre.  El canon 332 numeral 2, precisa que: "si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero que no sea aceptada por nadie"

Todavía no se sabe cuál sería el título que emplearíamos para referirnos al Papa Benedicto XVI en su nueva vida de retiro. Se dará a conocer el protocolo a seguir.

La Iglesia  nunca ha aceptado la profecía de San Malaquías, que ha sido difundida en diferentes formas e interpretaciones. Esta profecía dice que sólo habrá un Papa después de Benedicto XVI y que será -supuestamente-  Pedro el Romano. Esta profecía es indudablemente falsa. Se dice que fue hecha por San Malaquías en 1139, pero salió a luz pública hasta 1595. Al parecer, estaba destinada a influir la elección del Papa en ese tiempo.  Por lo tanto, no debemos darle crédito y no hay razón para promover injustificadamente la ansiedad que algunos medios han derivado de esa profecía.
              No sabemos y nadie sabe quién será el próximo Papa. La sede quedará vacante el 28 de Febrero, a las 8:00 PM, hora de Roma y se convocará a un cónclave. La decisión del Papa no cambiará ningún tipo de compromiso con los fieles y los dos próximos domingos, rezará el Ángelus junto a los peregrinos en la Plaza de San Pedro. A partir del 17 de febrero por la noche y por el plazo de una semana, comenzará sus ejercicios espirituales de preparación a la Cuaresma junto a la Curia Cardenalicia. Durante ese periodo, como estaba previsto, no concederá audiencia alguna.
El Papa Benedicto XVI no elegirá a ningún candidato de su predilección.  Respetará el proceso de acuerdo a la norma de Derecho Canónico. A partir del 28 de Febrero  inicia la situación de "sede vacante", regulada, desde el punto de vista jurídico y canónico por los textos que se refieren a la "sede vacante" en el Código de Derecho Canónico y en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis escrita por el Beato Juan Pablo II. 

Encomendemos la elección de su sucesor al Espíritu Santo, bajo cuya presencia santificante fueron electos como Vicarios de Cristo toda la sucesión en el Pontificado, desde San Pedro el humilde pescador de Galilea, hasta el Beato Juan Pablo II, el predecesor del Papa Benedicto XVI, que todavía vive en nuestros corazones. Elevemos en nuestras oraciones también nuestra gratitud por el pontificado de Su Santidad Benedicto XVI, cuyo hermoso legado trascenderá no sólo en nuestras comunidades y en nuestras vidas, sino que también se proyectará en las generaciones futuras. 

-Yvette Camou-


Referencias Bibliográficas:


  • Aciprensa. Cobertura General. 11 de Febrero del 2013. 
  • Keating, Karl. Catholic Answers Website. Assorted Posts. 02-11-13.
  • McKenna, Kevin E. "A Concise Guide to Canon Law". Kindle Edition. Ave Maria Press.

11 de febrero de 2013

El Papa renuncia ¡Estamos con el Papa!

El Papa renuncia. Estamos con el Papa

Durante el reciente Consistorio de Cardenales el Papa anunció que renuncia al pontificado porque se encuentra falto de fuerzas y por el bien de la Iglesia.

Es una noticia sorprendente por extraordinaria. No ocurría algo parecido desde el año 1415, cuando renunció Gregorio XII.

«Os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice» (fuente).

Han sido ocho años de un pontificado increíblemente fecundo. Benedicto XVI ha sucedido a un gran pontífice: Juan Pablo II el grande. Un pontífice que batió todos los records imaginables de eficacia evangelizadora; un Papa que asombró al mundo por el arrojo y fortaleza de sus primeros años de pontificado, así como por su capacidad de sufrimiento al sobrellevar la enfermedad en sus últimos años. A esto parece aludir Benedicto XVI cuando afirma: "Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando".  Así fueron los últimos años de Juan Pablo II. Fue un ejercicio heroico de las virtudes.

Pero no menos heroico puede ser el acto de renuncia. Las razones que aduce el Papa han sido sopesadas: 
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Dos modos muy distintos de reaccionar.

Tan ejemplar es uno como el otro, puesto que en ambos se advierte el gran amor por la Iglesia.

Blogueros con el Papa queremos apoyar a Benedicto XVI, con nuestra oración y con todos los medios a nuestro alcance. En un momento grave que muchos aprovecharán para denostar su figura y lo que ella representa, nos gustaría hacer llegar a todos los rincones del mundo y de la blogosfera estas sencillas palabras:

GRACIAS, BENEDICTO XVI

GRAZIE TANTE, SANTO PADRE.





4 de febrero de 2013

Entrevista Hangout con Llucià Pou Sabaté



La semana pasada, Salvador Pérez Alayón entrevistó en un hangout a don Llucià Pou Sabaté, sacerdote que desde hace muchos años evangeliza en distintos medios. Escritor prolífico que hace llegar a muchos hogares el Evangelio meditado. En el primero de los vídeos nos habla acerca de cómo nació su fe y cómo se ha acrecentado a lo largo de los años. Después, responde respectivamente a las preguntas relativas a la evangelización en la Red, tanto por lo que se refiere a su propia actividad como también a la de los católicos en general.



Os dejamos los enlaces las tres partes de esta entrevista hangout.

1ª parte: Cómo empezó su fe.
2ª parte: cómo afronta la vida desde su fe.
3ª parte: cómo anima a otras personas a que participen en la Evangelización en la Red.