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21 de agosto de 2014

Porqué la Virgen María continúa siendo el Modelo del Discípulo Cristiano de Hoy.


Recientemente, el día de la Solemnidad de la Asunción de María, durante una reunión amistosa, algunos nos comentaban que les parecía irrelevante esta fiesta, que no tenía ningún sentido para los cristianos de hoy. Al continuar escuchando los comentarios, me di cuenta que no sólo cuestionaban el valor y la relevancia de esta solemnidad, sino que también el rol de María en la Historia de la Salvación. Entre los presentes, había graduados de colegios católicos, pero sus testimonios constataban que su fe estaba más bien ligada a recuerdos de la devoción mariana de sus padres, abuelos y personas de antaño, citando actos de religiosidad popular y tradiciones familiares. María no se veía presente en la realidad de sus vidas.

                Es paradógico, que María es, por una parte, una invitación al Catolicismo, mientras que por otra, es un obstáculo, principalmente para los protestantes y para muchos Católicos alejados, pero hay testimonios que nos pueden alentar. Curiosamente, María fue también en cierto momento de su vida un obstáculo en el viaje espiritual de un joven polaco, Karol Wojtyla, que creció en un país de profunda tradición mariana y más tarde llegó a ser el Papa Juan Pablo II, el primer papa que, en su Obra Don y Misterio, hizo público un relato de su esfuerzo por discernir su vocación cristiana. Como él mismo dice, cuando abandonó su natal  Wadowice para ir a la universidad «Jagiellonian» de Cracovia, se sintió abrumado por la  devoción de su patria hacia María: «Empecé a cuestionar mi devoción a María, convencido de que, si llegaba a ser demasiado intensa, podría acabar por comprometer la supremacía del culto debido a Cristo».

                Escasamente reconoceríamos estas últimas palabras que emanaron del mismo santo que dedicó su pontificado a María. La figura de María, más que un obstáculo para encontrar a Cristo vivo, fue para él el camino privilegiado para acceder a Cristo. Durante la brutal ocupación nazi de Polonia,  en la Segunda Guerra Mundial, Karol Wojtyla empezó a leer al teólogo francés San Luis Grignion de Montfort (1673-1716). La obra más importante de Montfort, ‘Verdadera Devoción a María’, enseñó a Wojtyla que la auténtica devoción mariana es, en realidad, cristocéntrica, porque «nos conduce necesariamente a Cristo, y por medio de Cristo, que es hijo de María e Hijo de Dios, nos introduce en el misterio mismo de Dios, en la Santísima Trinidad.

                Podemos confirmar lo que escribe Montfort en la fuente original, el Nuevo Testamento. La última palabra que pronuncia María en el Evangelio es: “Haced lo que Él os diga”, dirigida a los sirvientes de la boda de Caná (Jn 2, 5). Este breve pasaje resume la función específica de María en la Historia de la Salvación.  Desde el momento de la Encarnación, María manifiesta desde lo más profundo de su corazón que está dispuesta a conducir su vida, no en torno así misma, sino hacia su Hijo, que también en la carne es Hijo de Dios. María nos introduce en el corazón de la Santísima Trinidad. Al definir Montfort toda verdadera devoción a María esencialmente cristocéntrica y trinitaria, nos muestra que es una invitación a un encuentro más íntimo con el misterio de la Encarnación y el de la Trinidad, para reflexionar más profundamente sobre quiénes somos y quién es realmente Dios. Sólo así podemos ser fieles a nosotros mismos, como lo fue María.

                San Juan Pablo Magno, frente al santuario mariano de Czestochowa en 1979, en su primera visita papal a Polonia, fue contundente en su testimonio: «Soy un hombre de profunda confianza; y aquí es donde aprendí a serlo. Aquí aprendí a confiar, en oración ante esta imagen de María que nos introduce en el misterio de la función especial que ella desempeña en la historia de salvación que, a su vez, es la historia humana leída en profundidad. Aprendí a confiar no en «opciones» o «estrategias de éxito», sino en la madre que siempre termina llevándonos a su Hijo, Cristo, y que nunca es infiel a sus promesas».

                Aprovechemos la gran riqueza que nos ofrece la Teología Católica sobre María. El teólogo suizo Hans Urs von Balthasar sugiere que la Iglesia, en todas sus etapas, está configurada a imagen de las grandes figuras del Nuevo Testamento: la Iglesia que proclama y evangeliza reproduce la imagen de Pablo, apóstol de los gentiles; la Iglesia que contempla y cultiva el misticismo se configura a imagen del apóstol Juan, el discípulo preferido de Jesús, que se reclinó sobre el pecho del Maestro en la Ultima Cena; la Iglesia que ejerce su autoridad actualiza la imagen de Pedro, al que Cristo confió el poder de las llaves, es decir, el poder de atar y desatar, y al que mandó que «fortaleciera la fe de sus hermanos» (Lc 22,3), y la iglesia que vive como «discípulo», que es la base de todo lo demás, tiene su imagen en una mujer, María, la primera de todos los discípulos y, por tanto, madre de la Iglesia….Este es el fiat de María en su totalidad. De María podemos aprender una sola lección cuyo aprendizaje transcurrirá a lo largo de nuestra vida y que tanto trabajo nos cuesta aprender, ya que estamos condicionados por la cultura contemporánea a la falta de confianza.

                María comprende gracias a su humildad, que sólo Dios proveerá, mientras que en nuestra cultura, se habla de «Dejar abiertas las opciones» que no es ciertamente, el mejor camino hacia la felicidad o la santidad, sino una trampa que acaba por destruirnos. Con frecuencia escuchamos que esta generación ‘no está abierta al compromiso’. La razón: es una generación que ha perdido la confianza en Dios y en sí misma, no obstante la exaltación de la auto-estima en nuestra cultura.  Por eso, no debe de extrañarnos escuchar todas esas noticias y comentarios sobre lo que regularmente charlamos: infidelidad, adulterio, destrucción de la familia; políticos y servidores públicos que traicionan su compromiso de servir al pueblo; sacerdotes y religiosos que traicionan sus votos de fidelidad a Cristo y a la Iglesia; las vidas de las estrellas de cine, como si fueran ejemplares;  maestros universitarios que prefieren el lenguaje ‘políticamente correcto’ a enseñar la verdad; la injerencia del narco en el poder político; el lavado de dinero; y el aborto, que se ha convertido en el holocausto moderno, que ha cobrado más vidas que todas las guerras combinadas, partiendo de la Guerra de Corea (1952), hasta nuestros días.  Esto es comprensible, hablamos mucho, pero la puerta de nuestro corazón sólo está abierta a ‘opciones personales’, es decir, puro egoísmo disfrazado con el eufemismo de ‘superación personal’. El éxito lo justifica todo.

                Más allá de la frivolidad que nos ofrecen los medios, debiéramos ver hacia el interior. Esa falta de confianza que enferma a esta sociedad que ha optado por el relativismo moral, hincándose ante el ídolo moderno de la tolerancia, ha creado un vacío en las almas de los jóvenes, principalmente, que nos bloquea el acceso a la misma gracia de Dios. Por eso, tampoco debiera extrañarnos que tantos jóvenes se identificaran con San Juan Pablo II, que era el compromiso encarnado, aún en sus últimos años. Prueba de esta identificación fueron las Jornadas Mundiales de la Juventud, que han continuado. La próxima será  Cracovia 2016, en su tierra. En una cultura popular en que los padres son distantes para sus hijos, que escasamente dialogan, juegan y comparten su vida, muchas veces separados por divorcios, paternidad a proxi y heridos por conflictos, estos jóvenes encontraron irresistible al santo que platicaba, jugaba y reía con ellos. Al mismo tiempo, demostró coherencia en sus compromisos y jamás exigió compromisos que él no hubiera aceptado.


                                 Reflexionemos sobre nuestra vocación en la vida. Por eso, él no dudó en incluir el episodio de Caná en los Misterios Luminosos del rosario. Todos tenemos una vocación, que es algo único que podemos realizar sólo con la providencia de Dios. María nos invita a vivir en una profunda y gozosa confianza en Cristo, sin reservas. No nos conformemos con meras especulaciones y cálculos. Es el camino a la felicidad, a la plenitud y a la santidad. Es un camino de comunión y liberación.

                En su fiat inicial, en la Anunciación, María pone de relieve que Ella es la primera entre los discípulos de Jesús y el modelo absoluto de la vocación cristiana. Después del saludo del ángel, llena de gracia, no entra en negociaciones ni en contratos pre-maternales, a la manera de los contratos pre-nupciales que se usan hoy en día. Para Ella no hay estrategias de éxito ni opciones que dejar abiertas. Ella sólo confía en el plan de Dios y emite su exquisita respuesta: “He aquí la esclava del señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1, 38). Su perfecta  confianza se extiende más allá del tiempo, y entra en la eternidad.

En la doctrina católica, María es el primer discípulo en todos los sentidos. Ese es precisamente el significado de la «Asunción», que nos enseña que María, después de morir, en su «dormición», fue «elevada» al cielo en cuerpo y alma. La Iglesia ratificó esta enseñanza hasta 1950, con la Bula Munificentissimus Deus, del Papa Pío XII, pero la fe en el destino glorioso del alma y del cuerpo de la Madre del Señor después de su muerte ya existía; desde Oriente se difundió a Occidente con gran rapidez y se generalizó. Hay escritos de los historiadores eclesiásticos del siglo IV que se refieren a la Asunción de María como una tradición muy antigua. En el Siglo V se hablaba del Memorial de María y en el Siglo VI, los historiadores citan la Dormición. Debido a su unanimidad, la fuente no puede ser otra que los mismos apóstoles y por lo tanto, es  revelación divina, ya que la Revelación, según enseña la Iglesia, termina con la muerte de San Juan. A partir del Siglo VII, el Papa Sergio I promovió procesiones a la Basílica Santa María la Mayor el día de la Asunción, como expresión de la creencia popular en esta verdad tan gozosa. Por lo tanto, el dogma de la Asunción es liberador, ya que nos confirma la certeza de que tenemos a Nuestra Madre gloriosa en el cielo.

                San Juan Damasceno, el año 754 subraya la relación entre la participación en la Pasión y el destino glorioso: «Era necesario que aquélla que había visto a su Hijo en la Cruz y recibido en pleno corazón la espada del dolor... contemplara a ese Hijo suyo sentado a la diestra del Padre».

                En su Catequesis del 2 de Julio de 1997, el Papa Juan Pablo II nos dice: "El Nuevo Testamento, aun sin afirmar explícitamente la Asunción de María, ofrece su fundamento, porque pone muy bien de relieve la unión perfecta de la Santísima Virgen con el destino de Jesús. Esta unión, que se manifiesta ya desde la prodigiosa concepción del Salvador, en la participación de la Madre en la misión de su Hijo y, sobre todo, en su asociación al sacrificio redentor, no puede por menos de exigir una continuación después de la muerte. María, perfectamente unida a la vida y a la obra salvífica de Jesús, compartió su destino celeste en alma y cuerpo."

                Al entrar el fiat de María en la eternidad, también eleva a los humildes. La fiesta de la Asunción prueba literalmente que Dios eleva a los humildes. María es elevada a la vida eterna junto a su Hijo, mientras que nosotros seguimos atados a nuestro instinto de auto-preservación. Seguimos llenándonos de nosotros mismos con actitudes individualistas tales como: ‘Si yo no me ocupo de ser el primero, entonces ¿quién lo hará?’ Pidámosle a María que nos ayude a vivir más como Ella y a experimentar la verdadera alegría. Que nos ayude a cantar un Magnificat desde nuestras propias almas.

                Al reflexionar sobre el Magnificat, hagamos una pausa para asimilar qué significa la dispersión de los soberbios (Lc. 1, 51). Veamos qué sucede a los soberbios. Para saber quiénes son los soberbios, no hace falta mirar más allá de nosotros mismos, que tenemos que luchar constantemente con esta maliciosa raíz de todos nuestros pecados. María se pone feliz cuando la soberbia se dispersa y nuestra perspectiva se amplía. En vez de seguir viendo las cosas desde una perspectiva miope, nos abrimos a los pensamientos que guardamos en nuestros corazones para reconocer a nuestros hermanos y sus necesidades. Esa es el corazón de María.

                A las mujeres, María nos llama a no renunciar a nuestra naturaleza esencial ni a nuestra vocación. La cultura contemporánea nos quiere privar de los dones que Dios nos ha dado, reduciéndonos a objetos de una sociedad de consumo. Nos alimenta de las ‘bellotas de los puercos’, como lo deseaba el hijo pródigo, cuando no le daban nada en aquel país extraño (Lc 15, 16).  Esto se manifiesta en las modas, en la explotación sexual a la que muchas veces la mujer se somete por propio consentimiento; en el aborto, donde la mujer convierte su vientre en un sepulcro para su bebé, en vez de ser una fuente de vida; en la familia, donde también ha visto vulnerado su rol de madre y esposa; en el terreno político y social, donde ha ganado ciertos derechos que atentan contra su propia dignidad. Somos la generación que hemos obtenido más oportunidades de desarrollo humano y profesional, pero nos hemos ido alejando de Dios para ocuparnos de ‘las opciones’ de superación que nos ofrece el mundo, en vez de mirar hacia la verdad de Cristo y guardar ‘todas esas cosas en nuestro corazón’ como lo hacía María.  Desde las cenizas de los más brutales regímenes del siglo XX –entre Nazis y Comunistas- surgió la luz de santidad de Juan Pablo II, plenamente feliz y con un corazón que desbordaba de amor, como un hijo de María.  También nosotros estamos llamados a despojarnos de las cenizas de la dictadura del relativismo para vivir en la civilización del amor.

                Y nosotros…..¿Dónde estamos depositando nuestro fiat? María pronunció su fiat original al Padre, a través del ángel y el Padre lo depositó en el Hijo, para ser consumado en la Madre y el Hijo a través del Espíritu Santo. Cuando el Padre recibe todo este fiat trinitario, lo distribuye a la humanidad por medio de la Eucaristía y el Espíritu Santo. Fue una alianza sellada originalmente entre el Padre y la Madre por la mediación del Espíritu. Nosotros, al depositar nuestra confianza en las ‘opciones’ que nos presenta la sociedad moderna -que con frecuencia traiciona nuestra confianza y nos hace dudar, más que creer- nos dejamos seducir por el materialismo y nuestra cultura sólo ofrece terapias como compensación. Esta sociedad terapéutica nos ofrece un analgésico, un calmante o un soma, y nos desecha.

                Seamos discípulos de Cristo, como María, con una vocación de Madre universal. Nuestra vida está en manos de Dios y no podemos abandonarla en nuestras propias manos,  ya que no somos dioses. Hablemos de María a nuestros seres queridos y recemos el santo Rosario. Encomendémonos a Ella, en el mismo espíritu en que lo hacían San Luis Grignion de Montfort y San Juan Pablo Magno, con un gozoso ‘Totus Tuus’.  

                                                            -Yvette Camou-


                      Referencias Bibliográficas:

Biblia de Jerusalén. Desclée de Brouwer. 2008. Bilbao, España.

Cardozo, Joaquín, SJ. ‘Estudios sobre la Asunción’/Documentos Históricos sobre la Asunción. Encuentra.com

Louth, Andrew. 'St John Damascene: Tradition and Originality in Byzantine Theology (Oxford Early Christian Studies). Oxford University Press. 2005.  Pág. 73.

Monfort, St. Louis-Marie Grignion. ‘True Devotion to Mary’. Págs. 77, 79 & 123-124.  Tan Books & Publishers. Rockford, Illinois. 1985.

Reilly, Steven, LC. ‘God lifts up the Lowly’. Catholic.net.

Von Speyr, Adrienne. ‘Handmaid of the Lord’.  Págs. 15-16. Ignatius Press. 1985.

Weigel, George. ‘Witness to Hope: The Biography of John Paul II’. Págs. 60, 61, 310. Harper-Collins/Cliff Street Books. 1999.
               

                

1 de agosto de 2014

Religiosas del LCWR Promueven Apostasía e Ideologías Ajenas a Nuestra Fe.

     Cardenal Gerhard Ludwig Muller                           Barbara Marx Hubbard
Prefecto de la Congregación para la                            Ideóloga Coevolucionista
Doctrina de la Fe


“La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor nos dejó…”

                          -Papa Benedicto XVI. Motu proprio ‘Porta Fidei’,  (La Puerta de la Fe) No. 6-
        
         Con estas palabras, el Papa Benedicto XVI anunciaba el inicio del  Año de la Fe, por iniciar en Octubre del 2012, enfatizando que la fe de la Iglesia es la que sostiene y anima el testimonio de vida cristiana. Estas palabras aplican a todos nosotros los bautizados que nos hemos comprometido a vivir la fe; pero esto es aún más relevante para quienes han sido llamados a ofrecer a la Iglesia y al mundo, el testimonio de la vida consagrada.

 No obstante el ánimo de renovación que proclamaba el Papa Benedicto XVI desde Octubre del 2011, cuando publicó ‘Porta Fidei’, surgían voces de disensión y apostasía desde el interior de la misma Iglesia. Las religiosas que integran el LCWR (Leadership Conference of Women Religious), que agrupa a religiosas de la mayoría de las congregaciones de religiosas en Estados Unidos, desafiaban abiertamente a la CDF (Congregación para la Doctrina de la Fe), y al  Cardenal William Levada, en ese entonces, el Prefecto,  en presencia  del Arzobispo Peter Sartain, como delegado. La junta había sido requerida por el LCWR, para tratar sobre lo que la Hna. Pat Farrell, OSF, su presidente, consideraba ‘deficiencias en el proceso de evaluación doctrinal que CDF había reportado en Abril del 2012’.

La evaluación de la CDF había sido solicitada desde el 2009, cuando el Cardenal Levada envió una misiva dirigida al LCWR, informándoles de la decisión de iniciar esta evaluación doctrinal. La carta se refería a una junta que habían sostenido el 2001 en Roma, las directoras del LCWR con staff de la CDF, en donde se les indicó que debían reportar iniciativas planeadas o ya en proceso por dicha conferencia, para promover las enseñanzas de la Iglesia entre sus comunidades, especialmente la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis, que es la Declaración de esta Congregación Dominus Jesus, y el problema de la homosexualidad. La carta contenía la siguiente observación: “Dado el tenor y el contenido doctrinal de varias declaraciones en las asambleas anuales del LCWR a través de los años, este Discaterio concluye que los problemas que habían motivado su solicitud del 2001 continúan presentes”. Del 2001 al 2012, no se había observado ninguna corrección y continuaban las desviaciones doctrinales y el activismo.

El propósito de esta evaluación doctrinal fue ayudar al LCWR en su misión de promover una visión de comunión eclesial basada en la fe en Cristo y en las enseñanzas de la Iglesia, con fidelidad a las orientaciones del Magisterium.

La Hna. Pat Farrell no limitó este desviado contenido doctrinal a las asambleas anuales, emprendió una campaña mediática para atacar al Discaterio, habiendo concedido entrevistas en algunos de los medios seculares y otros muy radicales. Una de las más notorias fue la que concedió a NPR (National Public Radio).

Por su parte, el Cardenal de Nueva York, Timothy Dolan respondió en actitud conciliadora a través de un medio católico, The Catholic Channel (Sirius XM canal 129), fue un programa de preguntas y respuestas por teléfono, en donde también se habló de la reforma del LCWR. El Cardenal descartó el argumento que se estaba propagando en el sentido de que la Iglesia  silenciaba a las mujeres religiosas: “Yo creo que la Congregación para la Doctrina de la Fe está más bien diciendo, ‘hermanas,  apreciamos nuestro diálogo’ y el documento se extiende hasta el grado de alabar su brillante trabajo. Aun así, creo que la Santa Sede está diciendo ‘estamos tratando lo mejor para escucharlas, hermanas, las amamos, les agradecemos y apreciamos lo que hacen, queremos que continúen su trabajo. Lo que les pedimos es: ¿Podrían dedicarle su atención a algunas cosas que nos preocupan?” Evidentemente, las hermanas no están escuchando a la Iglesia.

Fue así que el 30 de Abril del 2014, el nuevo Prefecto de CDF, Cardenal Gerhard Müller, en nueva junta entre CDF y superioras del LCWR, hizo algunas indicaciones precisas sobre la implementación de la Evaluación Doctrinal, especialmente sobre la revisión de los estatutos y constituciones del LCWR. Esta Evaluación contenía conclusiones sobre las posiciones teológicas del LCWR, observando que la organización estaba auspiciando y promoviendo teorías y Gnosticismo incompatibles con la Fe Católica. El objetivo de estas observaciones estaba orientado a hacer que el LCWR reflexionara más explícitamente en la misión de una Conferencia de Superiores, como algo centrado en Jesús y apoyada en las enseñanzas de la Iglesia sobre la vida consagrada.

El Cardenal Müller fue explícito desde sus comentarios iniciales: “Hemos sido informados que desde el principio, las oficiales del LCWR han juzgado la Evaluación Doctrinal considerándola ‘errada’ y sus hallazgos como ‘acusaciones no probadas; mientras que las así llamadas ‘sanciones’ fueron ‘desproporcionadas al alcance de la organización, afectando su habilidad para cumplir su misión’. Es mi intención, al discutir estos asuntos franca y abiertamente con ustedes, ofrecerles una explicación sobre porqué creemos que las conclusiones de la Evaluación Doctrinal son precisas y ofrecen el camino de reforma necesario para asegurar que la vida religiosa florezca en Estados Unidos”.

Una lectura objetiva de estos pronunciamientos nos hace ver que el Cardenal Müller no está ‘jugando poker’ con el LCWR. Hizo sus observaciones respetuosamente, sin cambiar postura o eludir detalles; punto por punto fue clarificando cómo el LCWR no ha respondido debidamente a la Evaluación Doctrinal y qué es lo que sus líderes necesitan hacer. Sin dibujar ninguna línea en la arena, el Cardenal Müller más bien, dejaba entrever que ya había una línea trazada en la arena, al concluir: “El LCWR, como una entidad canónica dependiente de la Santa Sede tiene la profunda obligación de promover la fe, como el fundamento esencial de la vida religiosa. El estatus canónico y la visión eclesial van mano a mano, y en esta fase de implementación de la Evaluación Doctrinal, buscamos una expresión más clara de esa visión eclesial y signos más substanciales de colaboración”

Las líderes del LCWR volvieron a emprender otra campaña mediática contra los obispos y el CDF. Sus puntos de vista fueron ampliamente difundidos, mientras que las observaciones del Cardenal Müller fueron distorsionadas y no se citaban fuentes autorizadas de la Iglesia.  De hecho,  el LCWR ha caído teológicamente en errores, independientemente de que sus líderes sólo se ocupan de su imagen en los medios. No parecen ser las mismas hermanas que dieron testimonio heroico por varias generaciones, en las escuelas católicas, hospitales, agencias de servicios sociales y en universidades; que ha quedado grabado en la memoria de muchos católicos y no-católicos, a quienes sirvieron desinteresadamente. El perfil actual del LCWR proyecta una filiación más compatible con un partido político socialista,  que fidelidad a sus votos religiosos.

Lo que promueven son corrientes de Gnosticismo que la Iglesia ya había combatido desde los siglos II y III. Una de las ideologías que menciona la Evaluación Doctrinal es la ‘Cocreación’.  El LCWR ha invitado varias veces a sus asambleas a Barbara Marx Hubbard, que sus líderes consideran ‘futurista visionaria’ y ella misma se dice ‘Evolucionista de la Conciencia’. Es una combinación de tendencia ‘New Age’ con un evolucionismo escalofriante. En sus propias palabras, Barbara Marx Hubbard  dice: “Según el lenguaje tradicional religioso, hemos sido creados a imagen de Dios y nos estamos pareciendo más a Dios. En el lenguaje evolucionario, nos estamos volviendo más coevolucionarios en el proceso. En la cocreación, nosotros portamos dos variedades –nuestra esencia espiritual y nuestras capacidades científicas y sociales- para participar en la creación. Cuando estas variedades se mezclan, nace un nuevo ser humano: un humano universal, un cocreador, una expresión  única y personal de lo divino. El paso más fundamental de un cocreador es una nueva espiritualidad, en la cual nosotros cambiamos nuestra relación con el proceso creativo, de creatura a cocreador –de evolución  inconsciente a consciente….” Esta ideología  no es otra que la exaltación del pecado de la soberbia en la voz del mismo demonio. Otra vez, como en Génesis 3, 5: “Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”.

La Evolución de la Conciencia quiere que la humanidad compita con Dios. Proclama que la humanidad ya tiene la habilidad de seleccionar cómo seremos en el futuro, como se transformará la especie Homo Sapiens, partiendo de los avances de la ciencia, medicina, biotecnología, sicología y espiritualidad. Asume que los seres humanos estamos en la cresta de una evolución continua del universo. Sostiene algunos conceptos mal fundamentados en base a la llamada Teoría Integral, el cerebro global, a la conciencia colectiva y hasta citan la noósfera de Pierre Teilhard de Chardin. Además de Barbara Marx Hubbard, hay otros notables ideólogos, como Ervin Laszlo y Andrew Cohen, pero el LCWR prefiere a la feminista radical Hubbard.

Después de la carta del Cardenal Müller, Barbara Marx Hubbard respondió en ‘National Catholic Reporter’ a algunas de sus observaciones. Müller había ido a la raíz de los errores propuestos por LCWR, declarando: “Las tesis fundamentales de la evolución de la conciencia se oponen a la Revelación Cristiana. Cuando se consideran sin debida reflexión, conducen necesariamente a errores fundamentales con respecto a la omnipotencia de Dios, la Encarnación de Cristo, la realidad del pecado original, la necesidad de salvación y la naturaleza definitiva de la acción salvífica de Cristo en el Misterio Pascual”. No descartó que ese enfoque tan intenso en estas ideas coevolucionarias les ha robado a las religiosas la habilidad de sentire cum Ecclesia (pensar con la Iglesia, abrazando sus enseñanzas).  Por su parte. Barbara Marx Hubbard que es judía agnóstica, respondió que las tesis de la coevolución no están en conflicto con las enseñanzas de la Iglesia. Sin embargo, cree que falta una visión cósmica a nuestra fe.

Para quienes se sienten atraídos por estas ideologías, vale la pena recordarles del Orden Cósmico Trinitario y esto no es una novedad. Como Católicos estamos llamados a proclamar nuestra fe, aun en este mundo contemporáneo que se ha venido definiendo rápidamente por nuevos descubrimientos en los campos de la Física, Neurociencia, Cosmología, etc.  En esta perspectiva, hay un texto de san Gregorio Nacianceno que puede ser muy iluminador. Dice que en el mismo momento en que los Magos, guiados por la estrella, adoraron al nuevo rey, Cristo, llegó el fin para la astrología, porque desde entonces las estrellas giran según la órbita establecida por Cristo. La Trinidad y Cristo constituyen la fuente y el culmen de todo en la creación. Es posible que algunas personas se dejen llevar por ignorancia, por las tendencias y falta de compromiso, ya que no han profundizado en la Verdad de nuestra fe, pero si nos proponemos hacerlo, aceptaremos con más entusiasmo las enseñanzas de la Iglesia. Eso mismo se les pide a las religiosas del LCWR.


      Puerta de la Catedral Almudena en Madrid.



El Papa Benedicto XVI nos ofrece una perspectiva sobre este panorama: “en esta escena se invierte la concepción del mundo de entonces que, de modo diverso, también hoy está nuevamente en auge. No son los elementos del cosmos, las leyes de la materia, lo que en definitiva gobierna el mundo y el hombre, sino que es un Dios personal quien gobierna las estrellas, es decir, el universo; la última instancia no son las leyes de la materia y de la evolución, sino la razón, la voluntad, el amor: una Persona” (Spe Salvi, 5).

Como Iglesia, necesitamos retornar al Evangelio proclamado por Jesús, el histórico, para combatir estas apostasías, centrarnos en el Reino de Dios, que representa el gobierno de la Trinidad. Esto puede servir para configurar todas nuestras relaciones y estructuras en la Iglesia, de tal manera que el Catolicismo esté cimentado en comunidades cósmicamente Crísticas, compasivas, interconectadas y  contemplativas.

Ya contamos con  modelos de conectividad con el Cristo Cósmico, que prueban que la ‘economía de la salvación’ nos invita a desarrollar nuestra conciencia para darnos cuenta que el plan de Dios para el universo tiene un patrón Trinitario y Cósmico, que comprende la Iglesia y el Mundo de hoy. En ‘The Spirit of the Liturgy’,  publicada en 1999, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger escribe sobre el Cosmos, invocando dos cánticos de San Pablo para invocar un nuevo orden cósmico: “…el que está en Cristo es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo”. (2 Corintios 5, 17). La conciencia de esta realidad nos invita a desarrollar nuestras relaciones hacia un nuevo orden, es decir, erradicar todo aquello que refleje el viejo orden, como el racismo, etnocentrismo, clasismo, discriminación laboral, etc., para cambiarlo por formas de igualdad que reflejen la Trinidad.  “Los que os habéis bautizado en Cristo os habéis revestido de Cristo” (Gálatas 3, 27).  Ratzinger nuevamente advierte sobre estas tendencias evolucionarias modernas y cita a Teilhard de Chardin en el contexto correcto sobre la ‘Nóosfera’, “en donde él veía un cosmos en proceso ascendente y una serie de uniones que conducen a uniones más complejas, en las cuales el espíritu lo abraza todo y lo mezcla en una especie de organismo vivo. Partiendo de estos dos cánticos, Teilhard ve en Cristo a la energía que avanza hacia la nóosfera incorporando todo hacia sí en su totalidad. A partir de aquí, Teilhard le viene a dar un nuevo significado al culto Cristiano: la hostia en transubstanciación es la anticipación de la transformación y divinización de la materia en su totalidad ‘cristológica’. Es así, que la Eucaristía provee el movimiento del cosmos con su dirección; anticipando su meta y  apresurándola”.

La Iglesia no nos ofrece una fe fragmentada. Podemos revisar en los evangelios, los pasajes que se refieren al Hijo del Hombre. Jesús habla de sí mismo como pre-existente, se presenta como la figura que retornará en gloria cósmica.

“Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; por tu voluntad, existe y fue creado”. (Apocalipsis 4, 11).

Las religiosas del LCWR necesitan acatar las disposiciones de la CDF para cumplir la misión que Dios les ha encomendado y que ellas mismas han aceptado en sus votos, pero aún más importante, por su salvación personal y para que no se pierdan del gozoso encuentro con  Jesús, el esposo cósmico que las llamará según Su Voluntad.

-Yvette Camou-
                                                    Bibliografía:
Biblia de Jerusalén. Desclée de Brouwer. Licencia de la Conferencia Episcopal Española. Bilbao, España. 2008.

Crosby, Michael, Fr. ‘Evolutionary consciousness points to a Trinitarian cosmic order’. National Catholic Register.  Print Edition. June 6th-19th, 2014.

Global Zenit News.  Rome's Zenit News.(English).  Fecha: Mayo 9, 2012./Cardinal Timothy Dolan’s Blog, Archdiocese of New York. May 8th, 2012.

Hubbard, Barbara Marx. Marx Hubbard responds to Cardinal Müller's LCWR comments, National Catholic Reporter, May 13th, 2014/The Catholic Progressive. May 13th-14th, 2014.

Müller, Gerhard Cardinal. Meeting of the Superiors of the Congregation for the Doctrine of the Faith with the Presidency of the Leadership Conference of Women Religious (LCWR), April 30th, 2014.


Motley Monk, “Cardinal Müller, the LCWR, the Doctrinal Assessment: The other side of the story…”.  The American Catholic/Omnibus. May 5th, 2014.

Papa Benedicto XVI. Motu proprio ‘Porta Fidei’. No. 6.  11 de Octubre del 2011. Editorial Buena Prensa. México. 2011.

Papa Benedicto XVI. Carta Encíclica ‘Spe Salvi’. No. 5.  30 de Septiembre del 2007. Roma.

Pentin, Edward. ‘Vatican Statement on LCWR meeting with CDF. National Catholic Register.  June 12th, 2012.

Ratzinger, Joseph Cardinal. (Papa Benedicto XVI). ‘The Spirit of the Liturgy’. Ignatius Press. 2000. Págs. 28 y 29.

Teilhard de Chardin, Pierre, SJ. ‘The Phenomenon of Man’. 2010. Harper Perennial Modern Classics. 2008


14 de julio de 2014

El Mundial de Futbol Brasil 2014: ¿Hicimos Equipo con Cristo en esta Pausa por la Paz?





‘Mi esperanza es que, además de los días de deporte, esta Copa del Mundo podría convertirse en la fiesta de la solidaridad de los pueblos.  El mundial de futbol, además de ser un torneo, es una oportunidad para el diálogo, la comprensión y el enriquecimiento humano recíproco’.

-Papa Francisco, en la Cadena de TV O’Globo de Brasil. Mensaje transmitido en portugués el 28 de Junio.

                Al iniciar el Mundial de Futbol, el mundo tenía puesta su atención sólo en el juego. Los medios se dieron a la tarea de cubrir el evento en base a los aspectos técnicos, las apuestas, la presencia de los aficionados en los estadios, la pasión nacionalista deportiva, las estadísticas, los contratos, además de las personalidades de los jugadores y los directores técnicos. Se dio escasa cobertura a la cultura de Brasil. Más bien se destacaban las protestas, la pobreza, la vida  en las favelas y como contraste, se cubría la diversión de los reporteros y celebridades en las playas, y por supuesto, la vida nocturna. La escasez de servicios y los altos costos de hospedaje y comida sólo crearon un mercado negro, que abarcaba desde las favelas hasta casas de campaña instaladas por aficionados de los países de Sudamérica, generando así una fraternidad de comunidades regionales compartiendo sus recursos.

                ¿Qué tan efectiva puede ser la solidaridad generada por el consumismo y la pasión futbolística? Como bien expresa el Papa Francisco, es una  oportunidad valiosa, pero también se manifestaron muchas oportunidades perdidas. Estas últimas no tienen que ver con el deficiente arbitraje, ni con las fallas técnicas de los jugadores y sus equipos. Sobre eso, los medios ya se han ocupado con su amplia cobertura, compitiendo entre sí sobre las más variadas opiniones de ‘expertos’. Muchos de mis amigos que vivieron estos días bajo el influjo de su fuerte pasión por el futbol, aseguran que la fe, el diálogo y lo que pudiera considerarse una pausa por la paz, no tienen relevancia en este juego. La conducta de los fanáticos en general, afirman, no es reflexiva ni hay espacio para estos valores. En cambio, sí hay espacio para la prostitución, el libertinaje y los vicios, como también se observó en Sudáfrica.

                No obstante las oportunidades perdidas, los expertos y aficionados fallan en la estrategia fundamental.  David Brooks, en su columna en ‘The New York Times’ del 11 de Julio explicaba que el futbol es un juego esencialmente de control y ocupación de espacio. Depende menos de las habilidades personales que de la manera en que se distribuye la pelota entre el resto de los jugadores. Puedes tener la pelota, pero son más importantes las opciones para distribuirla.  El texto de Brooks nos permite reflexionar justamente sobre las  trayectorias de Alemania y Argentina y sus tácticas en el mundial.  Messi y Di Maria que son estrellas, están con frecuencia rodeados de defensas contrarios, mientras que los alemanes siempre tienen dos o tres compañeros desmarcados, de tal manera que el que toma la pelota tiene más opciones. Lo mismo sucede con Brasil, un equipo con defensas superestrellas en lo individual, pero incapaces de establecer un sistema colectivo para reducir espacios a los atacantes rivales. Por eso fue eliminado con un marcador de 7-1.  Este es el carácter latinoamericano que siempre espera genialidades extraordinarias. La cualidad individual puede ser determinante en ciertos momentos, como en el estelar de Maradona en el Mundial de México, pero sólo el trabajo en equipo capturará las oportunidades de servicio.  Así sucede a lo largo del continente, existe un marcado contraste con vastos cinturones de pobreza y marginación, mientras que la riqueza está concentrada en un reducido grupo de familias. Del deporte, aprendamos a fortalecer el trabajo en equipo y la solidaridad en nuestra sociedad. No hemos aprendido las lecciones ni a nivel continental, ni a nivel internacional. Somos indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos en casa, la crisis humanitaria de niños migrantes y no es sorprendente que también lo seamos ante la persecución de nuestros hermanos en Medio Oriente.  Vale la pena recordar esa pregunta que le hizo Dios a Caín: “¿Dónde está tu hermano?” (Génesis 4,9).  Si no respondemos, también el pecado de omisión es pecado, no es una postura de neutralidad.

                Aun así, ante este turbio panorama, como Cristianos y sembradores de la paz, tenemos que recapturar estas oportunidades y contemplar este evento con esperanza, que nos aliente a trabajar por un mundo mejor. Es por eso, que el Papa Francisco nos invita a brindarle mayor trascendencia a esta fiesta, como la fiesta de la solidaridad de los pueblos. No es un juego de palabras. También en los estadios y en las canchas deben prevalecer la presencia de Dios y el encuentro con el hermano. Todos los equipos participantes son ganadores a los ojos de Dios. En sus ‘Memorias del Oratorio San Francisco de Sales’, San Juan Bosco cuenta una experiencia que ilustra su pedagogía del juego y su espíritu, de la cual puede ser una réplica la afición al Mundial. Después de una serie de desafíos, escribe: “¿Quién podría imaginar los aplausos de la multitud, el delirio de mis compañeros, la rabia del antagonista y el orgullo que yo sentía al haber resultado vencedor, no de un estudiante como yo, sino de un campeón en persona?”.  Quizás estos desafíos humanos pudieran ayudarnos a derribar el mismísimo respeto humano y la soberbia, que a veces se interponen en nuestras almas y no nos permiten ver la luz de la Verdad.

                En el juego y en la convivencia entre equipos, puede brillar la caridad -entre las jugadas y las porras- se manifiestan de una forma sublime, o quizás ansiosa, la misma inquietud del joven rico que se acercó a Cristo (Mt 19, 16-21).  Los jóvenes de hoy en día están saturados de muchísimas propuestas efímeras, pero esta diversidad de opciones no satisface su sed de trascendencia. Los medios se esmeran en presentarnos a una juventud tipo ‘tabula rasa’; exageran las tendencias, manipulan las encuestas y hasta recurren a efectos especiales, pero olvidan que el ser humano también aprende por convivencia, por medio de sus experiencias compartidas y busca continuamente respuestas trascendentes, aun en aquellas situaciones en que no se trate de un evento religioso, o no mencionemos a Dios. Cuando el joven le pregunta a Jesús: "Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir la vida eterna?". La respuesta que busca no son normas. Quiere una respuesta que le indique el significado pleno de la vida. En su Encíclica ‘Veritatis Splendor’, Juan Pablo II nos explica: “ésta es la aspiración central de toda decisión y de toda acción humana, la búsqueda secreta y el impulso íntimo que mueve la libertad. Esta pregunta es, en última instancia, un llamamiento al Bien absoluto que nos atrae y nos llama hacia sí; es el eco de la llamada de Dios, origen y fin de la vida del hombre”.  Su pregunta se refiere al bien moral que hay que practicar. Continúa: “Él es un israelita piadoso que ha crecido, diríamos, a la sombra de la Ley del Señor. Si plantea esta pregunta a Jesús, podemos imaginar que no lo hace porque ignora la respuesta contenida en la Ley. Es más probable que la fascinación por la persona de Jesús haya hecho que surgieran en él nuevas interrogantes en torno al bien moral”.

                Este encuentro con la persona de Jesús nos puede plantear también nuevos desafíos, pero Él mismo que nos ha dado el don de la libertad, nos llenará con su Espíritu para vivir con una profunda alegría. El Mundial de Futbol nos ofrece esta perspectiva y nos impulsa a derribar barreras de comunicación, de cultura y de raza. Todos somos hijos de Dios y tenemos un Padre Amoroso y Misericordioso que nos reúne y convoca para superar todos los desafíos. Nos impulsa a hacerlo sin temor, en pleno ejercicio de las facultades físicas y espirituales. Sin embargo, este encuentro va más allá del estadio y del partido. El Señor nos pide con un lenguaje deportivo, que ‘hagamos equipo con Él’, con todos los que no fueron al Mundial y por los que no han tenido la oportunidad de integrarse a la comunidad mundial porque viven perseguidos, víctimas de la falta de libertad religiosa, cuyos derechos humanos son lacerados continuamente, justificando estas atrocidades con las ideologías y el odio. Para hacer equipo con Jesús, necesitamos ser sus discípulos.

                Sólo reconociéndonos como hijos de un mismo Padre, de frente a los mismos desafíos, podremos hacer efectiva esta ‘pausa por la paz’. En Brasil, hubo oportunidades perdidas para que se diera este encuentro. El futbol es un deporte abatido por el mercantilismo, hay un regionalismo exacerbado, guerra de cobertura mediática, cierto elitismo, frivolidad, agresividad, uso de hormonas, drogas e intolerancia. Se ha creado toda una industria en torno al futbol que pudiera desalentar la participación de nuevo talento, mientras que erigimos nuevos ídolos en nuestra cultura. Esta idolatría puede ser un serio obstáculo para la solidaridad y fraternidad.

                Por otra parte, entre las oportunidades perdidas, le hemos dado la espalda al hermano perseguido, sobretodo en Medio Oriente. A estos hermanos, no les hemos extendido una digna invitación para que tengan presencia en nuestras fiestas. Mientras estaba el furor del Mundial, muy pocos ponían atención al intercambio ofensivo entre los palestinos e israelíes. Primero se dieron varios ataques en serie a Israel y el mundo fijó sus ojos en las hostilidades hasta que Israel contra-atacó, sin cuestionar la situación de los cristianos y los trabajadores extranjeros que viven en Gaza y en Tel Aviv, que tan sólo en Gaza, son una minoría de 1,013 que viven entre una abrumadora mayoría de 2 millones de musulmanes,  la mayoría de ellos, fundamentalistas que limitan el acceso a la ayuda de la comunidad internacional. El gobierno de Egipto había cerrado la frontera con Gaza para protegerse del terrorismo y reabrió para ayudar a los heridos. 

También los Cristianos en Iraq continúan vulnerables y se les limitan sus derechos civiles; mientras que los campos de refugiados de Sirios continúan aumentando. Debido a esta insensibilidad hacia los perseguidos, la Comisión por la Justicia y la Paz de la Asamblea de Católicos en Tierra Santa criticó a los líderes de ambos lados y llamó a pláticas para poner fin a las hostilidades, el 8 de Julio, en pleno Mundial. Alertó que ‘la violencia como respuesta a la violencia sólo engendra más violencia, citando el pasaje del profeta Jeremías: “Se oyen gritos de Ramá, lamentos y llanto amargo: Es Raquel que llora por sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen” (Jeremías 31, 15). Los líderes dijeron que ‘las caras de algunas víctimas del conflicto son muy conocidas porque los medios han cubierto sus vidas en detalle, mientras que otros, mucho más numerosos, son meras estadísticas, sin nombre y sin cara’. La Asamblea aseveró que ‘’la cobertura selectiva, el duelo y la memoria son parte del mismo ciclo de violencia. Oramos por los que han caído recientemente, para que sean los últimos en morir violentamente en esta escalada de hostilidades, odio y venganza”. Dentro  de esta cobertura selectiva, también el Mundial, lejos de ser la anhelada pausa por la paz, ha diluido los lamentos que brotan desde el Medio Oriente. No se ve disposición de los líderes para entrar en diálogo, más bien le agregan más ‘aceite’ a su retórica incendiaria y fomentan actos que provocan mayor conflicto. En una clara referencia a Hamas, la asamblea observó: “Que buscan una sociedad totalitaria, monolítica, en la cual no hay lugar para la diversidad, siempre explotando esta situación de desesperanza”. La Asamblea reafirmó su deber de hablar en un lenguaje profético que revele las alternativas más allá del ciclo de odio y violencia, para abrir la posibilidad de vernos como hermanos o hermanas. Ese fue precisamente, el llamado del Papa Francisco el 8 de Junio, en los Jardines del Vaticano, cuando invitó a los líderes a orar por la paz.

                Cuando se le cuestionó en una conferencia de prensa a P. Federico Lombardi, Secretario de Prensa del Vaticano sobre la posibilidad de que los dos papas vieran el juego final Alemania-Argentina del Mundial,  juntos; P. Lombardi afirmó que ninguno de los dos tomaría partido, ya que el Papa es Padre espiritual para todos. Seguramente, como seres humanos, tienen afinidad al sentimiento nacional en sus respectivos países, pero ellos prefirieron una actitud humilde, no obstante los numerosos chistes y memes en las redes sociales, donde se hablaba de ‘una final de los dos papas católicos’, como publicó CNN. No faltó en dicha conferencia una alusión a las palabras de un religioso católico de Iraq que había lamentado en días anteriores que ‘había más interés por el mundial que por la persecución de Cristianos en el Medio Oriente”. Si los Papas deciden ver el partido, que sería ya en sus horas de sueño, sería en privado, pero ya nos han brindado una hermosa lección de humildad. El Papa Benedicto XVI escribe en su encíclica ‘Deus Caritas Est’: “Ser Cristiano no es el resultado de una opción de Ética o una mera idea, sino el encuentro con un evento, una persona que da a la vida un nuevo horizonte y una dirección decisiva”. Mientras tanto, al finalizar el Mundial, regresamos a la realidad social que vivimos en nuestros países, para afinar nuestra sensibilidad a la crítica situación que impera a nuestro alrededor. Es una realidad ineludible y Dios nos interpela con la misma pregunta que le hizo a Caín.

                Además de buscar el desarrollo socio-económico y las glorias deportivas, Dios nos llama a remover los obstáculos para el desarrollo espiritual. Este desarrollo espiritual no se publica en encuestas, ni se le da una cobertura mediática como la del Mundial. Debe darse mientras vivimos aquí en el mundo, como nos explica San Juan de la Cruz. Para lograrlo, debemos aceptar la cruz que Cristo nos ofrece, la cual puede incluir sufrimiento, el peso de las cruces de otros y nuestro trabajo diario, que debe santificarse. Mientras más abracemos la cruz, será más ligera. Tan sólo necesitamos la gracia de Dios para cargarla.

-Yvette Camou-

Bibliografía:

Biblia de América. Aprobada por las Conferencias Episcopales de México y Chile. Editorial Verbo Divino. 2008. México.

Bosco, San Juan. “Memorias del Oratorio San Francisco de Sales”. Pág. 90. Edición Crítica a cargo de P. Fernando Peraza Leal, SDB. Noviciado Salesiano, Inspectoría de Cristo Rey y María Auxiliadora. 2006. Guadalajara, México.     
           
Brooks, David. ‘Football, space control is what really matters’. The New York Times. July 11, 2014.

Chabin, Michele. “No Relief for Christians Caught Amid the Israel-Palestinian Strife”. National Catholic Register/Catholic News Agency.  07/11/14. A report from Jerusalem.  

Papa Benedicto XVI. Encíclica ‘Deus Caritas Est’. No. 1 y extracto tomado de ‘Virtues’. Pág. 60. Our Sunday Visitor Publishing Division. Huntington, Indiana. 2010.

Papa Juan Pablo II. Encíclica ‘Veritatis Splendor’. Párrafos 7 y 8. Publicada el 6 de Agosto de 1993. Libreria Editrice Vaticana.

St. John of the Cross. ‘Spiritual Direction & Spiritual Directors’. Pág. 310. Edited by Joseph Paul Kozlowski. Queenship Publishing.  Goleta, California. 1998.