11 de julio de 2018

EN AUSENCIA DEL PAPA



Supongo que el Papa Francisco está descansando de las audiencias. Es bueno tomarse un respiro y hacer un alto en el camino para, al mismo tiempo de descansar, reflexionar y retomar fuerzas para seguir y continuar el camino. Son tiempos de parar y hacer otra cosa, pero tiempos también de calor y fatiga. El verano invita a tomarse un respiro de lo rutinario, de la agotadora agenda que se torna más dura en tiempos de intenso calor y bochorno. Descansemos pues.

Pero, siempre será un buen momento para levantar la mirada y pedirle fuerzas al Señor para saber descansar y no holgazanear. Porque, a veces, las vacaciones o descanso pueden ser una arma de doble filo, y con esta disculpa abrirle la puerta al diablo, sin darnos cuenta, y sumergirnos en la vida placentera, despreocupada del dolor de los demás y ponernos de lado frente al Señor. Las seducciones del mundo están siempre activas y, quizás, más activas en tiempos de vacaciones.

Todo es bueno, porque todo ha sido creado por Dios, pero, al intervenir la mano del hombre muchas cosas se convierten en peligrosas y pueden hacer mucho daño. Tengamos unas vacaciones de cambio de actividad, pero de estrechamiento, quizás más, por mor del tiempo, con el Señor, que Él también, si lo invitamos, se va de vacaciones con nosotros. ¿Quién deja a su mejor amigo en casa y no lo invita a descansar con él?

Digamos, con mucha humildad y a moda de humor, que, ante la ausencia de la audiencia del Papa Francisco, hacemos nuestra humilde y pobre audiencia. Felicitamos a todos los que están de vacaciones y rezamos para que sean unas vacaciones que sirvan para descansar y para estrechar más nuestra intimidad con el Señor.

Un fuerte abrazo a todos en Xto. Jesús.

7 de julio de 2018

FÁTIMA Y LOS PAPAS DESDE 1917 (II)





Juan Pablo I: Del que ya hemos hablado anteriormente, y quizás ahora, el mencionar una anécdota de su visita a Fátima en el verano de 1977, cuando se vio con la Hna. Lucía. Y es que, si como sabemos que antes de hablar con Lucía tenía una gran inquietud por lo referido del milagro del sol, volvió pálido a Venecia, ya que Lucia le había profetizado que sería el siguiente Papa.

Juan Pablo II: Como me alargaría más de lo previsto al hablar de Juan Pablo II y su relación con las apariciones de Fátima, mencionaré solamente algunos acontecimientos significativos: El 13 de mayo de 1982 viajo al Santuario de Fátima para agradecer a Nuestra Señora el haberle salvado la vida exactamente un año antes, en el atentado de la Plaza de San Pedro. Ese día consagró el mundo una vez más a nuestra Señora, renovándola el año 1984 en la Plaza de San Pedro ante la imagen de Nuestra Señora de Fátima,llegada desde la capilla de las Apariciones. En esa ocasión ofreció uno de los proyectiles que le alcanzaron, hoy engastado en la corona preciosa de la misma imagen. Visitó de nuevo Fátima en 1991, y agradeció a la Santísima Virgen la resolución de los acontecimientos en los países del Este de Europa.
Y dejar constancia de la importancia que dio al rezo del santo rosario cuando le preguntaron por el tercer secreto de Fátima, sacando del bolsillo un santo rosario y considerándolo como el mejor remedio.

Benedicto XVI. “Fátima es un lugar particularmente significativo para este Papa”, dijo el P. Federico Lombardi, que habló del Santuario portugués ...
Recordemos su viaje Apostólico a Portugal en el 10 aniversario de la beatificación de Jacinta y Francisco el 13 de mayo de 2010.

Francisco I: Consagró su pontificado a la Virgen de Fátima el 13 de abril de 2013.
El 17 de mayo de 2017, centenario de apariciones, canonizó en Fátima a los pastorcitos, Jacinta y Francisco, y en su primer discurso ante el inmenso gentío y en el idioma portugués: "En este lugar, desde el que hace 100 años manifestaste a todo el mundo los designios de la misericordia de Dios, miro tu túnica de luz y, como obispo vestido de blanco, tengo presente a todos aquellos que vestidos con la blancura bautismal quieren vivir en Dios y recitan los misterios de Cristo para obtener la paz"
andrésdeMaría

4 de julio de 2018

PERDÓN Y AMOR

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Hoy no hay audiencia y en su lugar podíamos hablar o reflexionar sobre el perdón. Es el Evangelio de mañana que guarda un paralelismo con el de hoy. Ambos tienen el centro, desde mi humilde punto de vista, en el perdón. La expulsión de demonios libera psíquicamente y espiritualmente y nos libra de la muerte representada en el sepulcro. 

También, el perdón nos libera de nuestras parálisis y nos pone en movimiento para reanudar el camino que, quizás, por falta de perdón o arrepentimiento no habíamos reanudado, valga la redundancia. Todos hemos experimentado un gran alivio y alegría al sentirnos perdonados. Y es que el centro de nuestra alegría está en el perdón. Lo necesitamos para vivir cada día, para respirar y para continuar nuestro camino. Sin perdón quedamos paralizados.

Y, a nadie se le esconde, que perdonar necesita del amor. Amar y perdonar son las esencias y señales de todo seguidor de Jesús. Si tenemos un sello que nos distingue y que huele a discípulo de Jesús es el olor a perdón y a amor. Claro está que Jesús lo puso en el centro de la Ley y los profetas. En ellos dos está contenido todo lo que debemos vivir en nuestra vida de seguimiento a nuestro Señor.

Pero, que pobres somos ante tan alta misión. Perdonar y amar son las razones de nuestro vivir y los pecados de nuestro corazón. Experimentamos nuestras limitaciones y la necesidad de la Gracia del Espíritu Santo, enviado para acompañarnos, para poder asumir, aceptar, querer y vivir en el esfuerzo diario de perdonar y amar. Sólo junto al Espíritu Santo lo conseguiremos, y eso nos da mucha esperanza, alegría y entusiasmo. ¡Adelante, la vida es hermosa desde esa vivencia y esperanza!