22 de septiembre de 2012

¡Encontrarnos!

¡Encontrarnos!

La comunión de personas no conoce distancias. En estos días estamos volviendo a palpar esta realidad que muchos desconocen. Los blogueros formamos comunidades virtuales,  que son a veces más reales que las constituidas por motivos de proximidad física. Los Encuentros de blogueros no están pensados para conocernos, sino para intensificar una comunión de ideales y creencias que ya da fruto desde hace años.

Hace unos días, cuatro blogueros se reunieron en Tegucigalpa con el sueño de establecer pronto la Asociación hondureña de blogueros con el Papa. Dejaron un bonito testimonio y un reportaje gráfico de aquella reunión. De allí hemos escogido esta bonita imagen.

Irina Orellana nos describe lo que han llamado una iniciativa preciosa. Se han sabido acompañados por la oración de muchos blogueros de distintos países. Y eso les confería una gran seguridad de que sus pasos estaban bien dirigidos.

No he podido dejar de pensar en el II Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa. Dentro de unas semanas nos volveremos a encontrar. Algunos repetiremos. Otros vendrán por primera vez. En todo caso, también nosotros sabemos que serán muchísimos los que estarán unidos  a nosotros mediante la oración y ofrecerán sacrificios por el buen éxito de la reunión de Santander. Gracias a los nuevos medios de comunicación, muchos de ellos podrán seguir el Encuentro a través del televisor, pues Dios mediante -aunque esté todavía por confirmar- podremos ver las intervenciones de unos y de otros mediante el streaming.

Los "pocos" que nos encontremos en Santander también nos consideraremos afortunados de representar a una gran mayoría que no ha tenido tanta suerte. Pilar V. Padial ha compuesto una bonita presentación para anunciar el Encuentro.



Nos ha puesto a todos en la imagen del iceberg: la mayoría están sumergidos; sólo unos pocos podrán encontrarse físicamente en Santander.

Sin embargo, conviene seguir rezando para que esta reunión bloguera sea para toda la gloria de Dios y dé el fruto que la Providencia haya previsto.