11 de octubre de 2017

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Sin esperanza y sin paciencia quedamos a merced de los poderes de este mundo. Un mundo caduco y corrupto, que nos seduce primero para, luego, precipitarnos al vacío y al sinsentido. Hoy, el Papa Francisco, nos habla de la necesidad de estar siempre expectante y atentos a la presencia del Señor. Y nada mejor que llenarnos de esperanza y paciencia.

Una esperanza de sabernos salvados y que nos llena de paciencia confiados en su Palabra y en la promesa de su venida para liberarnos de la esclavitud del pecado. Vivamos, pues, como nos dice el Papa, esperanzados y vigilantes, y llenos de alegría, sabedores que el Señor es quien nos salva. Y permaneciendo en su presencia todo nuestro bien sentir y obrar nos vendrá por añadidura.




PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 11 de octubre de 2017


Queridos hermanos y hermanas:

El Evangelio que hemos escuchado nos invita a vivir en esperanza vigilante, es decir, estar siempre preparados para recibir al Señor, con la total confianza de que ya hemos sido salvados por él y de que estamos esperando la plena manifestación de su gloria. Esto exige que vivamos con responsabilidad nuestra fe, y que acojamos con agradecimiento y asombro cada día de nuestra vida como un regalo de Dios.

La esperanza vigilante y la paciencia son dos características que definen a quienes se han encontrado con Jesús, estructurando su vida desde la confianza y la espera, consciente de que el futuro no es sólo obra de nuestras manos, sino de la preocupación providente de un Dios que es todo misericordia.

Este convencimiento lleva al cristiano a amar la vida, a no maldecirla nunca, pues todos los momentos, por muy dolorosos, oscuros y opacos que sean, son iluminados con el dulce y poderoso recuerdo de Cristo. Gracias a él estamos convencidos de que nada es inútil, ni vacío, ni fruto de la vana casualidad, sino que cada día esconde un gran misterio de gracia y de que en nuestro mundo no necesitamos otra cosa que no sea una caricia de Cristo.

Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a la comunidad del Pontificio Colegio Mexicano de Roma, que acompañados por los cardenales José Francisco Robles Ortega y Alberto Suárez Inda, así como por algunos obispos mexicanos, celebran el 50 aniversario de su fundación. Animo a todos a que, siguiendo el ejemplo de nuestra Madre la Virgen María, vivan con una esperanza vigilante, y sean para cuantos los rodean portadores de la luz y de la caricia del Dios de la Misericordia. Que Dios los bendiga.