25 de septiembre de 2019

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Todo sigue igual como si el tiempo no hubiese pasado. Los mismos problemas del ayer son los de hoy. Dentro de la comunidad se reza y se consume las prácticas y hasta los sacramentos, pero no se perdona y hasta se ignora al que está al lado. Se confunde la vida con las prácticas y cumplimiento. Porque, el Señor nos enseña a vivir en actitud misericordiosa que exige necesariamente amor. Luego, si no hay amor no hay misericordia y sin misericordia, ¿ a dónde vamos?

Hoy el Papa nos habla de esos problemas de las comunidades que desde siempre están presentes en la Iglesia. Y nos recuerda ne la persona de Esteban cual debe ser nuestra actitud ante todos esos problemas. Pidamos la Gracia del Espíritu Santo para poder soportar y afrontar desde el amor todos esos problemas que surgen dentro y afuera de la misma Iglesia.




PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 25 de septiembre de 2019




Queridos hermanos y hermanas:

Seguimos la catequesis sobre el libro de los Hechos de los Apóstoles. Hoy reflexionamos sobre algunos problemas que surgieron dentro de la primera comunidad cristiana. Las diferencias de cultura y sensibilidad fueron caldo de cultivo para la cizaña de la murmuración y los apóstoles respondieron individuando las dificultades y juntos buscando soluciones. Distribuyeron las tareas de modo que ni la predicación del Evangelio ni la atención a los pobres se vieran mermadas, y nació así el ministerio de los diáconos que devolvió la armonía entre el servicio de la caridad y de la Palabra.

El mal de la murmuración no sólo se encontraba dentro de la Iglesia, sino también fuera se alzaban reproches contra los nuevos diáconos, entre los que se destacaban Felipe y Esteban. Los enemigos de este último, no teniendo cómo atacarle, lo calumniaron y dieron falso testimonio contra él. Este cáncer diabólico que es la murmuración, que nace de la voluntad de destruir la reputación de una persona, agrede al cuerpo eclesial y lo daña gravemente.

Esteban ante el Sanedrín fue testigo de Cristo, quien ilumina toda la historia de la salvación, y denunció la hipocresía de quienes han perseguido siempre a los profetas enviados por Dios y crucificaron a su propio Hijo. El tribunal decretó su muerte y, como otro Cristo, Esteban la afrontó abandonándose en las manos de Jesús y perdonando a sus agresores.


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. Saludo a los miembros de Renova presentes en Roma durante esta semana para presentar sus trabajos en los Dicasterios. Pidamos de forma constante la fuerza del Espíritu Santo para poder dar la vida cotidianamente, testimoniando hasta el final el amor de Dios con plena libertad y sin miedo, como lo han hecho tantos mártires en la historia y lo siguen haciendo tantos hermanos nuestros todavía hoy.
Que el Señor los bendiga.