4 de enero de 2013

La imagen que confirma las palabras de Benedicto XVI





Esta mañana he leído la noticia en la página de un amigo -La legge per tutti- y no me he resistido a hablar del lenguaje de las manos, que es el que mejor entendemos las personas, para el bien y para el mal. 

La noticia es reciente, aunque lo relatado en ella no es la primera vez que sucede. De hecho, el Dr. House inmortalizó en un episodio de la famosa serie el momento en que un bebé -¿por qué no llamarlo así?- se agarraba al dedo del cirujano en el momento en que acaba de practicar una incisión en el vientre de su madre. Un episodio ficticio que reproducía lo que realmente había sucedido antes en una sala de operaciones. 

En esta manita habla un representante de todos los no nacidos, el mayor genocidio de la historia

Ahora ha ocurrido en Glendale, Arizona, y la fotografía ha sido realizada por el padre de la criatura -porque padre de ella es, por mucho que el feminismo quiera negar esa evidencia- quien emocionado acudía allí, cuando el médico le llamó. Efectivamente, el cirujano no quería que ese momento tan significativo se quedase sin un testimonio gráfico. En esa manita están representadas las manos de todos esos bebés a los que se les niega el más elemental de los derechos -la dignidad de persona, el derecho a vivir-. 
Después he pensado en las palabras del Papa en el mensaje para la Jornada de la paz dirigido al mundo al inicio de este año:
"Quienes no aprecian suficientemente el valor de la vida humana y, en consecuencia, sostienen por ejemplo la liberación del aborto, tal vez no se dan cuenta que, de este modo, proponen la búsqueda de una paz ilusoria. La huida de las responsabilidades, que envilece a la persona humana, y mucho más la muerte de un ser inerme e inocente, nunca podrán traer felicidad o paz.
En efecto, ¿cómo es posible pretender conseguir la paz, el desarrollo integral de los pueblos o la misma salvaguardia del ambiente, sin que sea tutelado el derecho a la vida de los más débiles, empezando por los que aún no han nacido? Cada agresión a la vida, especialmente en su origen, provoca inevitablemente daños irreparables al desarrollo, a la paz, al ambiente. Tampoco es justo codificar de manera subrepticia falsos derechos o libertades, que, basados en una visión reductiva y relativista del ser humano, y mediante el uso hábil de expresiones ambiguas encaminadas a favorecer un pretendido derecho al aborto y a la eutanasia, amenazan el derecho fundamental a la vida".
El Papa levanta la mano para bendecir. Ése es el gesto habitual en él.

Pero su mano también puede ser interpretada como un gesto dirigido a todos cuantos admiten la licitud del aborto, a pesar de que ellos mismos se consideren pacíficos y pacifistas. Quien piensa así es culpable de ese genocidio. En cierta manera todos somos responsables -en un grado que sólo Dios podrá juzgar- pero es evidente que quien admite la licitud de esa práctica asesina lo es con todas las letras: RESPONSABLE.

Por eso es oportuno ver en esa mano del Papa una señal de stop, como la que en esta imagen parece enviarnos el cielo.

Detengan el genocidio del aborto. Todos son responsables

Joan Carreras del Rincón