20 de enero de 2018

MARÍA, MADRE DE LA LOCURA DE DIOS

En muchos momentos de la vida de Jesús, su proceder y forma de actuar no fue entendida. Y no sólo por sus parientes y entorno más cercano, sino por sus amigos, discípulos y, también, enemigos. Unos, porque no le entendían, y otros, porque les molestaba y veían amenazados su estatus de poder.

En ese contexto, María, su Madre, fuera de toda duda, pues a ella le había sido anunciada, por el Ángel Gabriel, enviado por Dios, su elección para ser la Madre de Jesús, se encontraba frente a muchos de su propia familia y parientes cercanos que tomaban a su Hijo por loco o desequilibrado. Ella, la elegida, Madre de un loco; Madre de la locura de Dios.

Nunca mejor dicho, María, Madre del Hijo  loco de Amor por y para la salvación de todos los hombres. Por y para eso había venido, y para eso, ella, la Madre había sido la elegida. Ambos serían los locos de amor que traían el anuncio de la Buena Noticia de Salvación al mudo. Una, siendo morada en su vientre, que lo acoge y lo gesta por la Gracia del Espíritu Santo, y otro, aceptando la Voluntad del Padre, que lo envía para, encarnado en Naturaleza Humana, entregar su Vida para rescate y perdón de los pecados de todos los hombres.

Ambos redentores por la Gracia del Padre entregados a la salvación de todos los hombres. Ambos, una corredentora y otro Redentor, han dado su vida ofreciéndose a la misión evangelizadora que el Padre les ha solicitado. También, yo, Madre del Cielo, quiero unirme humildemente a esa pequeña participación y misión que el Padre solicita de mí siguiendo tus consejos, tu ejemplo y tu confiada perseverancia.

Madre, intercede por todos tus hijos, para que, fortalecidos en tu compañía sepamos discernir el valor del amor que tu Hijo, nuestro Señor, derrama sobre cada uno de nosotros, y, nunca, nos alejemos de Él. Amén.