Si estás cansado. Si sientes que no puedes más. Si los días te vencen un poco.
Si te agobia el trabajo, el presente, o el futuro. Si no encuentras sentido a lo que haces. Si a veces tienes ganas de tirarlo todo por la borda.
Si el evangelio es demasiado exigente. Si no sabes amar bien.
Ven a mí. Y yo te aliviaré.
Mi Palabra será caricia. Mi silencio será música. Mi ternura será refugio.
Pasa un tiempo conmigo y aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina