Señor, que aprenda en todo momento a donarme con libertad desde lo profundo del corazón, sin intereses ni esperar nada a cambio! ¡Concédeme la gracia, Señor, de acudir a Ti con el cuaderno vacío, sin peticiones interesadas, sino desde el cumplimiento de tu voluntad, de un ofrecimiento libre!
¡Ayúdame, Señor, a recordar en todo momento que, como el buen ladrón, solo tengo que confiar en Ti! ¡Te pido, Señor, que a pesar de mis pecados, de mis caídas, de mis abandonos y de mis infidelidades, te acuerdes de mí!
¡Te pido, Señor, el don de actuar en libertad para llevar la cruz y enderezar mi vida para aspirar a la gloria eterna, este gran regalo que entregaste como obsequio final al buen ladrón! ¡Que regrese siempre a Ti, Señor! Amén.






