19 de septiembre de 2014

María, ‘Mujer del Encuentro’ entre Cristianos y Musulmanes.

 
Monasterio -saydet-el-nourieh en Líbano
Tal vez, nuestros lectores piensen que este diálogo no es una ‘solución efectiva’ a los problemas reales que confronta el mundo actual. No podemos pasar por alto tanto terror, violencia y la exacerbada persecución de Cristianos en el Medio Oriente. Los titulares de las noticias nos abruman con este sombrío escenario: La incursión de Al-Qaeda a través de ISIS que se propone imponer un  estado islámico que comprendería territorio de Iraq y Siria; la expulsión de más de 100,000 Cristianos del área de Mosul, territorio que comprende la antigua Nínive; el reciente conflicto entre Israel y Gaza, donde el gobierno de Hamas declaró un estado islámico totalitario que amenaza tanto a judíos como a Cristianos;  el peligroso grupo Hezbollah de filiación chiíta en Irán, Líbano y Siria; el periodista James Foley, recientemente decapitado por yihadistas islámicos; la persecución de Católicos coptos en Egipto y muchos otros, que constatan que en cualquier estado islámico prevalece la persecución de Cristianos y la exportación de células terroristas. Este escenario luce aún menos alentador si le sumamos la Islamización de Europa y su evidente alejamiento de sus propias raíces cristianas.



Vale la pena preguntarnos, ¿Acaso es imposible un encuentro, un diálogo fraternal? ¿No tenemos nada en común? ¿Xenofobia? Ya hemos visto el lado más negativo del escenario, pero no hemos visto el cuadro en su totalidad. Al limitar nuestra visión sólo a este panorama, puede que estemos erosionando la causa de la paz,  con oportunidades perdidas y más piedras de tropiezo.

                El Papa Francisco ha insistido mucho en el diálogo interreligioso y debemos unirnos en oración para que fructifique su iniciativa. De hecho, este diálogo puede llegar a ser un verdadero encuentro con la mediación de María Santísima. Ella es la Reina de la Paz. En Fátima, reveló al mundo que el Señor le había confiado la paz. Esta misión de María no excluye al Islam.

                Ya hay signos y acontecimientos que pueden animar este encuentro y que disipan las sombras del radicalismo islámico:

·         Los grupos  comunitarios integrados por israelíes y palestinos que trabajan por la paz. La población palestina en Israel goza de un mejor estándar de vida que sus hermanos en los países árabes y conviven pacíficamente con comunidades cristianas.

·         Magdi Allam, periodista de ‘Il Corriere della Sera’, ha publicado desde el 2006 una campaña apelando a los musulmanes a visitar los santuarios marianos de Italia. Está plenamente convencido de que la Virgen María es el punto de unión entre Cristianos y Musulmanes. Escribe: “En los países musulmanes hay varios santuarios marianos que son objeto de veneración y peregrinaje para fieles Cristianos y Musulmanes. Si esto sucede en los países musulmanes, no veo porqué no suceda en los países cristianos, especialmente en esta fase histórica en que necesitamos definir símbolos, valores y figuras que unan religiones, espiritualidades y culturas”.

·         El decreto de una fiesta nacional Cristiana-Islámica de la Anunciación de María en Líbano, aprobado el 2010. María ha sido elevada a símbolo nacional de unidad entre Cristianos y Musulmanes en Líbano, reteniendo esta fiesta su carácter religioso en su propio día,  el 25 de Marzo, para promover el pluralismo y la tolerancia. El anuncio oficial fue realizado desde el Vaticano por el Papa Benedicto XVI y el Primer Ministro de Líbano, Hariri. 

Nos une también la devoción mariana que ha sido promovida por el Corán, que le dedica 34 páginas a María. El Concilio Vaticano II tomó nota de la actitud benévola de los musulmanes hacia María, y en la Declaración “Nostra Aetate” se recoge: “Ellos honran a la madre virginal (de Jesús), María, y en ocasiones la invocan con devoción”. En el Corán, María es el modelo de todos los creyentes por su fe absoluta y por su perfecta “sumisión” a la voluntad de Dios. Sin embargo, la Mariología Islámica está condicionada por el hecho de que no reconoce la divinidad de Jesús, a quien define como profeta. Estos son algunos de los puntos comunes de la Mariología Islámica con la Cristiana:

1.       Mahoma defiende la virginidad de María. En el Corán, se exalta su virginidad; ignorando por completo a San José, aunque alaba a María por haber sido escogida por Dios para un rol único en la historia. Cristo es repetidamente denominado “Issa ibn Maryam”, hijo de María. Por lo tanto, María tiene función Cristológica, aunque los elementos biográficos y espirituales que el Corán ofrece sobre María difieren de la tradición cristiana.

2.      La Inmaculada Concepción. El dogma proclamado en 1854 por el Papa Pío IX: “...la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo salvador del género humano”. Para el Corán, la concepción de María fue la más pura y santa. El Corán relata: “¡María! Alá te ha escogido y purificado. Te ha escogido entre las mujeres del universo”. “Cuando la mujer de Imran [Joaquín] supo que tendría un hijo hizo un voto a Dios: ‘Te ofrezco un voto, a Tu exclusivo servicio, lo que hay en mi seno. ¡Acéptamelo! Tú eres Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe’”. En un Hadith (tradición), Mahoma afirma: “Cada niño, al nacer, es tocado por el demonio y este contacto lo hace llorar, con la excepción de María y su Hijo”. Algunos comentarios sobre esto y los versos 35-37 de la Sura 3 deducen el principio de la pureza original de María.

3.       Anunciación del Arcángel Gabriel a la Virgen María. La Anunciación la sitúan en Jerusalén y no en Nazaret.  Relata la sura 19 el acontecimiento así: “Al presentársele el ángel a María le anuncia que él es el enviado para darle un hijo puro, zakia”, es la palabra en árabe que aparece para designar la pureza de su hijo, es decir, exento de culpa, que crece en la santidad. María no pronuncia su fiat (Lc 1, 38). Ella sólo pregunta como sucedería eso si ella no es una mujer de mala vida; el ángel la tranquiliza diciéndole que para Alá no es imposible. Advierte que María conservó su virginidad antes, durante y después del parto, llamando infiel o impío aquel que se atreva a ponerlo en duda: “y son impíos por haber dicho contra María una calumnia monstruosa”.

4.      La Virgen es para los musulmanes la verdadera Sayyida o Señora. La única ‘rival’ en su credo seria Fátima, la hija de Mahoma. Pero después de la muerte de su hija escribió el propio Mahoma: “Serás la más bienaventurada de todas las mujeres en el Paraíso, después de María”.

María tiene un rol universal en el plan celestial por la Paz. Es un hecho que muchos peregrinos del Medio Oriente realizan peregrinaciones al Santuario de Nuestra Señora de Fátima en Portugal. Muchos oficiales portugueses han expresado su preocupación por la seguridad del santuario y de los otros peregrinos. La combinación del nombre y devoción  Islámicos del santuario atraen a los musulmanes. El santuario lleva el nombre de una princesa de Ourem que vivió en los años 1100s, además de coincidir con el nombre de la hija de Mahoma. Esto nos hace ver que Dios escribe derecho entre renglones torcidos. Fátima es parte del plan celestial y prueba de que hay esperanza para el mundo.

Tierra Santa ha sido un campo de batalla entre Cristianos y Musulmanes a través de los siglos; como evidencia están los numerosos templos y basílicas que han sido construidos por la Iglesia, destruidos por los musulmanes, reconstruidos en las Cruzadas católicas……y más tarde atacados por seguidores del Islam,  pero con una excepción que debiera animarnos a un encuentro: la Basílica de Santa Ana en Jerusalén, que fue construida durante las Cruzadas. Tiene una estatua de María niña que es venerada en el sitio exacto donde se cree que nació. Jamás ha sido atacada por los musulmanes.

De España a México, también hay un plan celestial manifiesto en Nuestra Señora de Guadalupe que parece haber sido trazado con un delicado hilo histórico que no pierde continuidad, gracias a la evangelización que transformó la cultura de los pueblos de América.  En 1326, fue descubierto en las montañas de Extremadura (España) un tesoro religioso que San Gregorio Magno había donado al obispo Leandro de Sevilla, gracias a la visión que tuvo un humilde pastor llamado Gil. La imagen de Nuestra Señora fue entronizada en un monasterio franciscano cerca del Río Lobo. Durante la ocupación de España, los musulmanes habían asignado ese nombre al río; el término Islámico para este río es precisamente ‘Guadalupe’; ‘guada’ significa río y ‘lupe’ significa lobo. Por lo tanto, la famosa imagen Católica ha sido conocida en España mediante un nombre islámico, desde el siglo XIV.

En la plenitud de la historia, Dios Nuestro Señor, con toda seguridad anticipó que la religión Islámica llegaría a ser una amenaza seria para el Cristianismo y volvió a escribir derecho en renglones torcidos. Dios sabía que los misioneros enfrentarían la resistencia de los poderosos aztecas en el nuevo mundo, que adoraban un ‘dios’ de piedra en forma de serpiente, llamado Huichilopochtli, a quien ofrecían sacrificios humanos. Era muy difícil inculturar el Cristianismo en un pueblo tan salvaje, pero Dios probó una y otra vez que para Él no hay imposibles. Nuestra Señora se le apareció a un indio humilde converso llamado Juan Diego en 1531. A petición del Obispo, Fray Juan de Zumárraga, Juan Diego debía llevarle una prueba de lo sucedido en el Tepeyac. Humildemente le preguntó a Nuestra Señora su nombre y Ella respondió en Náhuatl con las palabras ‘te coatlaxopeuh’, que se pronuncian ‘quatlasupe’, que significa ‘la que destruye la cabeza de la serpiente’. Esta pronunciación, para los oídos españoles de Fray Juan de Zumárraga sonaba precisamente como Nuestra Señora de Guadalupe, la de España y decidió llamarla precisamente así. Fue así que la creciente, que es también símbolo en el Islam llegó a América y con un nombre islámico; la profecía cristiana está respaldada en la Biblia: “Un gran signo apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (Ap. 12, 1).  El error de Fray Juan de Zumárraga suena providencial, quizás pudiéramos hablar de un error que conducirá a la conversión de miles de musulmanes. Recientemente, se ha observado un significativo incremento de turismo Islámico y de Oriente en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en México.

Nuestra Señora ha continuado su misión de paz a lo largo de la historia. El 7 de Octubre de 1571, gracias el rezo del Santo Rosario, a petición del Papa Pío V, las fuerzas cristianas derrotaron a un gran ejército de musulmanes que llevaban unos 12,000 esclavos cristianos remando a su favor, en el Golfo de Lepanto. Prevaleció el Arca de la Alianza sobre la marina más poderosa de la época. Cabe notar que uno de los 3 almirantes de las fuerzas Católicas fue Andrea Doria, que portaba un estandarte de Guadalupe en su nave. En 1683, el Papa Inocencio XI proclama la festividad del Santísimo Nombre de María, el 12 de Septiembre, para dar gracias a Dios por el fin del sitio de Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas del príncipe polaco Juan Sobieski, quien había manifestado que era imposible derrotar a los turcos. Cayó repentinamente una granizada en el campamento turco, durante un día asoleado y se consumó la victoria cristiana.

Volviendo a Fátima, donde Nuestra Señora -al preguntársele su nombre-respondió que Ella es ‘la Señora del Rosario’, nos pidió rezar el Rosario a diario. Desde el cielo, nos presentó el plan de paz con una gran esperanza para el mundo. Prometió conversiones para muchos pecadores, la conversión de Rusia y lo que parece que ya está al alcance de su misericordioso corazón: la conversión del Islam.

Compartimos por la fe un mismo Padre, Abraham y tenemos en común a María Santísima, Reina para todos los que llevan en sí algún signo, o alguna característica común que nos acerque a Dios, tal como la fe acercó a Abraham y a su descendencia a Dios, formando un pueblo heredero de las promesas. ¡Nuestra Señora del Rosario, Ruega por Nosotros!

-Yvette Camou-

Bibliografía:

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