17 de diciembre de 2014

SANTA TERESA DIO A SAN JOSÉ EL CAPÍTULO VI DE LA VIDA (V)

     
Las personas de oración especialmente deben ser devotas de san José,
Las relaciones de santa Teresa con san José es un caso típico para ver hasta qué punto una devoción sincera puede llegar a hacerse experiencia sobrenatural, en la terminología de la Santa, que lleva  a penetrar en la intimidad más familiar y profunda con la persona de quien se es devota. Así llega santa Teresa  a entrar en la comunión mas íntima con san José, experimentando especialmente su paternidad y su poder.  Desde esta experiencia  grita a todas las almas que sean devotas de san José y que se encomienden a él,  que se verán muy favorecidas y aprovechadas en la virtud,
 “En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas… quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro y no erraré en el camino” (V 6,8).
Para santa Teresa los que se dedican a la oración forman una categoría especial en la Iglesia de Dios, son los siervos del amor (V 11,1); a ella pertenecen sus hijas las carmelitas descalzas  y los carmelitas descalzos y cuantos se dedican de lleno a la oración. Para estas  san  José es un maestro consumado.
            La oración mental, según santa Teresa,  es tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama (V 8,5). ¿Quien es ese que sabemos que nos ama? Es Jesucristo humanado. Para ella la Humanidad sacratísima de Jesús,  - toda mi vida había sido tan devota de Cristo- es por quien nos vienen  todos los bienes (V 22,4.6.7), el libro verdadero donde ha visto y aprendido las verdades (V 26,2), con quien tenemos que entablar, mantener, fomentar y cuidar al máximo la verdadera intimidad interior. Nunca debemos apartarnos de ella. Sí, que Jesús es el amigo verdadero al lado que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo (V22,7), compañero nuestro en el Santísimo Sacramento, que no parece fue en su mano apartarse un momento de nosotros, no queramos otro camino que Él (V 22,7),  que en verlo cabe nosotros vemos todos los bienes.
            El camino de la oración debe llevarnos a encontrar y vivir en comunión íntima con Jesús. De ahí la llamada de la Santa: “Pues que mejor que la del mismo Maestro que enseñó la oración que vais a rezar? Representad al mismo Señor junto a vos y mirad con qué amor y humildad os está enseñando; y creedme, mientras pudiereis, no estéis sin tan buen amigo…¿Pensáis que es poco un tan buen amigo al lado? C 26,1)
            La Santa, convencida por la propia experiencia, que la oración es tanto más auténtica y santificadora cuanto es un encuentro más íntimo con Jesús,  un encuentro en el que el alma “le está hablando y regalándose con él” (V 13,11), exhorta ardiente y amorosamente a ocuparse” en que mire que le mira y le acompañe y hable y pida y se humille y regale con Él y acuérdese que no merecía estar allí…; hace muchos provechos esta manera de oración” /V 13,22)
            Esta es la oración teresiana y en la compañía e  intimidad  con Jesús humanado debe desarrollarse en sus diversas etapas.”Acostumbrarse y enamorase mucho de su sagrada Humanidad y traerle siempre consigo y hablar con él…Traer la preciosa compañía de Jesús humanado con nosotros aprovecha en todos los estados y un medio segurísimo para  crecer en el amor e ir aprovechando en el primero y llegar en breve al segundo grado de oración y para los postreros  andar seguro de los peligros que el demonio puede poner” (V 12,3). Así fue la trayectoria de su oración, de la que es  Maestra insuperable. (V 13,22) Por eso, aconseja que, aunque se medite en otras verdades, pero es a condición de que no se deje muchas veces la Pasión y la Vida de Cristo que es de donde nos han venido y nos vienen todos los bienes (V 13,13)-
Si esto es la oración para la Madre Teresa se explica y se comprende que proponga a san José como Maestro insuperable de este camino. La vida de san José, su predestinación,   su vocación , su misión está totalmente en la perspectiva de la compañía de Jesús y se concretan en estarle siempre al lado, hablarle, regalarse con él. pedirle, servirle. Toda la razón de su existencia es la vida de Jesús y para Jesús. Su verdadero desposorio con María fue en atención a Jesús. La vida de José tiene su  razón de ser solamente en Jesús: recibirle y acogerle en el. seno de su esposa María y cuando nazca, ponerle el nombre tan sublime de Jesús, cuidarle y velar por él, alimentarle, enseñarle, vivir en su compañía e intimidad y defenderle ¿Quién podrá  comprender la intimidad dulce y suave, gozosa y dolorosa que vivió con Jesús? ¿Quién podrá vislumbrar los la intensidad de amistad que se desarrolló entre ellos y con María? Es un aspecto particularísimo de la vida de san José que, desde san Bernardo, han tocado de mil ,maneras todos los que han escrito sobre el santo Patriarca; los predicadores lo predicaban desde los púlpitos. Santa Teresa, tan amiga de sermones,  lo oyó mas de una vez, “que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles, en el tiempo que tanto paso con el niño Jesús, que no den gracias a san José, por lo bien que les ayudó en ellos” (V 6,8).
Si  en la oración, como trato de amistad con Cristo, es aspecto esencial escuchar las palabras de Jesús, ver verdades, san José escuchó muchas veces las palabras de su hijo Jesús, como María, que le calaban hondo en el corazón y le iban  santificando más y más. Si a  los apóstoles, por ser sus amigos, (Jn 15,15) Jesús les descubre sus secretos ¿qué secretos y verdades no descubriría a su Padre san José. Y ¡como escucharía san José las palabras llenas de vida y de calor de Jesús! ¡Con que docilidad las asimilaría, con qué amor las metería y las meditaría en su corazón! ¡qué conversaciones mantendrían entre los dos y con María!

Toda la vida de san José fue oración porque fue una vida en compañía    de Jesús, de intimidad y familiaridad singular con él. Nadie supo más y mejor que él de la oración trato de amistad con Jesús, que por tanto tiempo trató con Jesús y María en una comunión y comunicación única de amistad y de amor. José, como padre cuando era niño,  como amigo y compañero cuando fue mayor, vivió en una intimidad singular con él. Toda su vida fue contemplación, porque escuchaba y acogía, meditaba y contemplaba las verdades de Jesús en su corazón. Toda sus vida fue oración y contemplación vivida.. San José, dice el gran devoto de san José el P.Gracián,  aprendió la oración de los dos más aventajados espíritus que jamás se pueden imaginar, que son Jesús y María; en su compañía oraba, y a los mismos que mandaba como a súbditos, rogaba como a Dios  y Madre de Dios, que este privilegio de oración ninguno lo alcanza. Realmente san José es Maestro insuperable de oración