11 de marzo de 2017

MARÍA, LA MADRE DEL PERDÓN

El perdón es el caballo de batalla del cristiano. Seguir a Jesús es forjar a fuego en tu corazón la huella y marca del perdón. Sin perdón no trates de seguirlo, pues sería imposible. Pierde sus huellas y su camino y terminas por perderte tú también.

María, su Madre, le sigue desde el mismo momento que lo acepta en su vientre. María, desde ese momento vive en y para Jesús, el Hijo único de Dios Vivo. María, sencilla y humilde desde lo más profundo del dolor de su corazón, ofrece su amor y su perdón a todos lo que clavan en su Hijo la blasfemia, el insulto, el martirio y la condena, condenándolo a morir en la Cruz.

María, constituida, con los apóstoles, en comunidad eclesial, ofrece el perdón a todos aquellos que, junto a su Hijo, lo han crucificado y rechazado. Y, María, continúa hoy acompañando a la Iglesia en ese dolor de padecer los martirios y sufrimientos de todos aquellos que se ensayan en sus hijos, persiguiéndolos hasta darles muerte.

Ella es icono e imagen para todos nosotros, porque ella es la primera en cumplir la Voluntad de Dios y servirnos de ejemplo y testimonio alumbrándonos el camino del perdón y la misericordia. María, que en todo momento nos sostiene unidos, intercede por la Iglesia para que soporte y supere todas las persecuciones y blasfemias a la que es sometida.

Sólo el amor, que ella sabe dar y contagiar es el arma capaz de transformar el odio y la sed de venganza de aquellos que se afanan en perseguir a la Iglesia y amenazar con destruirla. María, Madre del perdón, enséñanos a perdonar como Tú, junto a tu Hijo y al pie de la Cruz, supiste unirte a Él en el Perdón elevado al Padre para todos aquellos que no saben lo que hacen. Amén.