9 de agosto de 2010

NUESTRO MAYOR PELIGRO: "EL DESALIENTO"



Creo que hay mucho de verdad en pensar que nuestro peor enemigo, Satanás, está siempre al acecho, entre otras cosas porque nos quiere llevar a donde él está para condenarnos también. El envidioso y soberbio siempre desea que otros le acompañen también en sus males y se fastidien como él. Es algo así como que se consuelan con ver a otros también condenados.

La lógica humana nos revela que el ser humano no puede guardar para sí ni lo bueno ni lo malo, y ambas cosas las quiere siempre compartir. Por tanto, guardarse de lo malo siempre será cosa buena y arrimarse a lo bueno será nuestra aspiración máxima porque de ello dependerá nuestra verdadera y perpetua felicidad. ¿Y quién no quiere ser FELIZ ETERNAMENTE?

Cosa muy importante es esforzarnos mucho en conocernos, porque, de hacerlo, tendremos mucho de nuestra parte logrado. ¿Por qué? Porque estamos hechos para alcanzar la felicidad eterna, no una felicidad mediocre, a trozos y nunca plena, sino la total, la verdadera, la que no dejará que nuestros labios estén siempre abiertos, colmados de alegría, risueños y llenos de auténtica felicidad. Esa felicidad sólo la puede dar JESÚS de Nazaret. ¿Conoces a otro que la pueda dar?

Y, conociéndonos a nosotros mismos tendremos muchas posibilidades de conocer a JESÚS, porque estamos hechos a su imagen y semejanza. ¿Por qué? Porque nuestro PADRE DIOS nos ha hecho semejante a él, y JESÚS, su HIJO, será igual a su PADRE, y por lo tanto, semejantes a nosotros. De tal forma, que sabiendo quien soy iré comprendiendo y conociendo a JESÚS.

De ahí, la gran importancia de pararnos, de reflexionar juntos, de compartir, de buscar luz entre la Luz que se hace presente en medios de la comunidad: "Donde dos o tres estén reunidos en mi Nombre, allí estaré yo reunidos entre ellos".

Nunca me cansaré de repetir la necesidad de orar y rezar, tanto individual como colectivamente, porque rezar es también pararse y mirar para el cielo, pensar en la presencia del PADRE y abandonarse en el ESPÍRITU. Rezar y orar, orar y rezar están fundidas en la presencia y la oración que clama "Abba": "PADRE" y pide luz, camino, sabiduría y fortaleza en la paz de saberse acompañado y asistido por el ESPÍRITU.

Sólo en la meditación profunda de oír para escuchar lo que el PADRE quiere de cada uno de nosotros, en la presencia del ESPÍRITU, podemos ir creciendo y abriendo camino por el verdadero Camino, Verdad y Vida que nos presenta JESÚS.

Por todo ello, reunidos en torno a JESÚS, y, fortalecidos por la asistencia del ESPÍRITU, juntos a los hermanos en XTO. JESÚS, podemos encontrar la fortaleza para alejar el desaliento, la apatía, la indiferencia y todo aquello que el mundo, reino del Príncipe del Mal, nos propone como felicidad adulterada y falsa. Ánimo y nunca desalentarnos, y cuando sintamos que nos asedia dejémosno, por la Gracia del ESPÍRITU, abrazar por los hermanos que nos apoyan y nos reconfortan.



Cuidado con El Desaliento
Cierta vez se corrió la voz que el diabloDemonio se retiraba de los negocios y vendía sus herramientas al mejor postor. En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dispuestas en forma que llamaran la atención, y por cierto eran un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, engaño... además de todos los implementos del mal.
Pero un tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos. Alguien le preguntó al diablo cual era el nombre de la herramienta. “Desaliento” fue la respuesta.
“¿Por qué su precio es tan alto?” le preguntaron. Porque ese instrumento “respondió el diablo” me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Está muy gastado porque lo uso casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él, pero el precio de desaliento era tan, pero tan alto aun sigue siendo propiedad del diablo.
El desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse. Nos desalentamos con la situación económica, con nuestro trabajo, con nuestra familia, con la necesidad de cambio, con los grupos, con el engaño, con la mentira, con el desamor. Debemos mantenernos alertas contra el desaliento. Si hay un tropezón o una caída no hay que entregarse. Después de cada día se empieza otra vez desde un punto más alto.
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“Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible” San Francisco de Asís.