Gracias, Jesús, por mostrarnos, con tu palabra y tu vida, el camino de la bienaventuranza, de la felicidad más grande.
Gracias, Jesús, por todas las personas humildes y limpias de corazón, que se fían del Padre; por las que comparten con misericordia las lágrimas de los tristes y el dolor de los que sufren; por las que tienen hambre de justicia y trabajan por la paz; aunque sean incomprendidas y perseguidas. Gracias por tantos "santos de la puerta de al lado".
Gracias, Jesús, porque crees en mis posibilidades de mejorar y me llamas para que avance por el camino del Evangelio, camino de la santidad. Con la ayuda de la comunidad y la fuerza de tu Espíritu, con el ejemplo de los santos y de tantas personas buenas, crecerá mi amor a Ti y a cuantos me rodean. Amén.