Señor, Jesús, te pido que me fortalezcas internamente para que cada día, cada hora, cada instante de mi vida, no me mueva otra cosa que seguirte, otro sueño que trabajar, con otros, porque venga tu Reino.
Señor Jesús, amigo entrañable, te pido que nada me satisfaga más que saberme instrumento dócil, confiado, vivo y audaz. Haz conmigo lo que quieras, como quieras.
Jesús, amigo y Señor. Es tiempo de que irrumpas en mí, y me cambies, me transformes, me modeles, conforme a tu sueño. Tu sueño es mi sueño. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.